La lógica de la Ronda Norte

Escribo sobre el reportaje/entrevista realizado por el periódico LA NUEVA ESPAÑA al señor Carlos García Rivas, responsable de la asociación Manos por el Naranco. Y escribo en un doble sentido. El primero, porque su casa le permite, casi en medio del Naranco, disfrutar de su naturaleza en toda su dimensión y, segundo, porque desde la Plataforma Vecinal "Los Puentes" venimos reclamando la Ronda Norte como infraestructura necesaria para toda la zona noroeste del Naranco y con un crecimiento demográfico casi exponencial.

He de reconocerle a usted casi todos y cada uno de los argumentos que expone, sea la diferenciación de los pueblos del Naranco con la zona de monte, la preservación autóctona, etcétera. Zona del monte que, desgraciadamente y con la permisibilidad de todas las administraciones y partidos políticos gobernantes, ha permitido, permítaseme la redundancia, que la falda sur del Naranco esté plagada de nuevas edificaciones y un cepillado arbóreo de enorme y negativo impacto ambiental. Aquí, todos, seamos asociaciones, plataformas, ciudadanos e instituciones, hemos de frenar para que no se convierta en otra Fresneda u otro Olivares.

Por lo tanto, en el Naranco no sólo es importante la falda Norte, cuya cantera se come año a año, metro a metro, en interminables mordiscos la ladera hasta terminar, si se les deja, con todo el monte. Al Naranco hay que preservarlo en cualquiera de sus puntos cardinales, en sus 5 kilómetros de arco, en sus más de 30.000 metros cuadrados de espacio abierto y natural. Naranco que, en definitiva, ha de ser mimado, conservado y, permítaseme la expresión, explotado por los habitantes de la zona rural y por todas las administraciones, sean del signo político que gobierne o no, porque genera biodiversidad y riqueza. Explotación que no quiere decir otra cosa que administrar, potenciar y preservar toda la naturaleza fluvial, su flora, su fauna, su actividad agrícola, su arquitectura, su cultura y su aspecto deportivo.

No entro a comentar la finca de Pevidal porque usted lo ha dicho claro. Una zona en la que un Gobierno regional ha desembolsado 500 millones de las antiguas pesetas, pagados por todos los asturianos. Finca que hay que explotar y darle contenido una vez gastado ese dineral.

Llegados aquí, sólo unas preguntas de la importancia en toda la extensión del Naranco, sea arquitectónica, sacra y cultural, más allá del Prerrománico (sin duda alguna, joya sin parangón): ¿Quiénes conocen la capilla de San Isidoro en Ules o la iglesia de Santa María, del siglo VXIII? ¿Quiénes el castro de La Cogolla, el convento de las Hermanas Pasionistas, el convento de las Carmelitas Descalzas o el mojón leguario? Obvio, por connotaciones personales, que no mencione los nidos de ametralladoras a los que se puede, sin duda, sacar silencios entre sus paredes, ruidos de angustia o secretos escondidos.

Por todo lo anterior y como argumentación, verá que comparto y reafirmo que el Naranco no sólo está infrautilizado, sino que diría infravalorado incluso por los propios ovetenses. Un Naranco que habría que explotar ecológicamente, consolidar su superficie agraria con métodos que permitan una agricultura respetuosa con el medio ambiente, favorezcan la comercialización y su divulgación, a la vez que se recupera la variedad tradicional de raíces autóctonas y con un estudio del patrimonio agrícola tradicional.

Pero pasemos al segundo de los aspectos, como es negar la Ronda Norte con un argumento, utilizado por usted, de ruptura entre ciudad y monte, aunque se induzca preservar el hábitat del que usted disfruta, estando en su derecho de argumentarlo en estos términos.

La Ronda Norte, que, repito, esta plataforma ha defendido desde hace años (posteriormente todos los partidos políticos lo demandan en sus programas electorales sin aplicación real alguna), supone la aplicación de dos objetivos fundamentales para la ciudad. El primero, servir de freno y cinturón de seguridad a toda expansión urbanizada, de piqueta y degradación medioambiental a la que están sometidas las faldas del monte. Con ello se permiten áreas de peatonalización, de recreo, de senderismo, de zonas verdes en bajo, medio y alto monte, entre otros beneficios. Habrá quien argumente que es técnicamente difícil o que genera un impacto ambiental. Estos argumentos no se sostienen cuando técnicamente no existe imposibilidad absoluta y cuando el medio ambiente puede estar preservado, como ocurre en ciudades del territorio nacional y europeo que han salvaguardado el medio ambiente y la infraestructura vial.

Parece lógico, y termino, que una ciudad moderna tenga vías de circulación y circunvalación ágiles, que eviten el tráfico por toda la ciudad. No parece lógico que instalado el HUCA, la infraestructura ferroviaria o de transporte público en plena ciudad se acumule y atraviesen los vehículos particulares por todas las calles y avenidas de Oviedo.

Como conclusión, estará conmigo, una ciudad moderna como las tantos países de nuestro entorno, necesita conjugar comunicación, medio ambiente, zonas verdes, actividad económica y ocio. Es algo que se puede y se debe hacer o, al menos, plantearlo seria y sosegadamente.

Carmen Díaz Álvarez

presidenta de la Plataforma Vecinal "Los Puentes"