Kike Rato: un enorme corazón de oro
Yo estoy enfrente del Cuera, sólo plasmando con mi pluma las palabras y el sentimiento que todos tenemos hacia Kike.
Con respeto, solamente ejecuto en un papel lo que me ha dictado el corazón de todos de esta maravillosa e inolvidable persona.
Se nos fue, desgraciadamente, este pasado 2 de junio. Se fue, como era él, de puntillas y en un breve tiempo, para no hacer sufrir tanto a su queridísima familia como a sus infinitos amigos. Se nos fue de Oviedo, de Candás, de Luanco, de Llanes, pero en el fondo estamos seguros de que allí arriba, con su pícara sonrisa, está feliz viéndonos, cerca de su hermano Andrés, de sus queridos padres y cogido de la mano de Cristina, su sobrina, a la que tanto sintió.
Si hay alguien que así se merece estar ése es nuestro Kike... Persona de unos puros y bonachones sentimientos.
Campechano de pro allá donde se hallara; cazando, pescando, sus grandes pasiones, o simplemente en un bar o en un chigre, ofreciendo siempre lo mejor de su carácter: "su sonrisa", su comprensión, su interminable humanidad y, sobre todo, su entrega generosa de alma y rostro.
Kike, excelente esposo con Maí, con sus tres extraordinarios hijos, ofreciéndoles con una mano férrea educación y con la otra... el más grande amor y ternura que sentía hacia ellos como padre.
Kike, con su hermano Javier, cuñados, sobrinos, más hijo que yerno con Lola, su suegra, por la que sentía gran adoración, fue un ejemplo que grabó y perdurará en nuestros corazones.
Ejemplo de bondad, positivismo y de simpatía contagiosa, simplemente con mirarle permanentemente sonriendo.
A tu familia, sobre todo, y a todos tus amigos del alma nos dejas un gran legado, una buena herencia; también un infinito dolor de no verte y no compartirte.
Creemos que nos ayudarás desde el cielo a pasar tan terrible trago; nos quedan momentos muy duros, pero después de la gran tempestad viene la calma, la gran calma, que tú nos vas a enviar.
Decía una persona muy allegada a ti que si hubieses cobrado sólo un euro a muchas personas que atendías como grandísimo profesional que eras, tendrías una clínica más grande que el Naranco. Así era tu generosidad, tan inherente a tu persona.
Nos reíamos en Llanes mucho cuando no querías pertenecer a ningún Bando y presumías siempre de que lo tuyo era el "Ecce Homo" de Noreña.
En Llanes, adonde te trajo María Antonia, como en todos los sitios por donde has pasado, habrá un antes y un después, pero te juramos que no habrá ni un paisaje, ni un paisanaje, ni una fiesta, ni un acontecimiento donde no estés con nosotros.
Ahora y sólo ahora personalizo que mi pluma llora de dolor y te anuncio que todos estamos orgullosos de haber tenido la honra de haberte conocido. ¡Va por ti, Kike!
Estoy viendo tu casa debajo del Cuera.
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