Un error postraumático
Aunque soy asiduo lector de LA NUEVA ESPAÑA, no tengo por costumbre leer los artículos que tiene a bien, muy gentilmente, publicarme de vez en cuando la señora Directora en su sección de Cartas. Por ello he tenido que enterarme, a tiempo pasado, por un amigo, que en la carta publicada en dicha sección y por un servidor firmada, el día 21 de junio del presente año (titulada "¿Quién creó la vida y todo el universo?", página 67) cometí un error de los gordos. Puesto que cuando hablaba del origen de la vida y, otorgándolo a Dios, criticaba con dureza la nueva ley del aborto que nos quieren introducir en España, como ley genocida, entre otras cosas argumentaba con el estrés postraumático que se da después del aborto y que en mi carta, por gran error momentáneo mío, adjudiqué al parto. Cuando todos sabemos que el parto es algo natural que no produce secuelas de trauma en ningún caso. Mientras que el aborto sí. Y está clínicamente comprobado.
En mi familia, tengo cuatro psicólogos de parentesco directo, y todos coinciden y tienen experiencia directa en este tema, en confirmar lo que yo trataba de afirmar en mi carta, que todo aborto produce estrés postraumático.
Muchas son las anécdotas vitales que por vía de estos cuatro psicólogos me llegan (siempre como cuestiones aisladas, despersonalizadas y descontextualizadas de tal forma que queda a buen recaudo el secreto profesional) insistiendo siempre que tras de un aborto voluntario, queda una huella en l amujer que muchas veces no se borra de por vida, llegando a guardar en su interior la fecha del cumpleaños del hijo y buscando comparaciones en los niños y muchachos que ve por la calle o en su entorno con el hijo que hubieran tenido. Y demasiadas veces, cayendo en trastornos psicológicos que, aparentemente, nada tienen que ver con el aborto voluntario al que en su día se sometieron, pero que una vez que el psicólogo inicia la terapia, ve claramente un autorrechazo de esa mujer hacia sí misma que parte del acto cometido en el pasado.
Pero lo que peor llevan estos psicólogos es cuando al principio le venían a pedir el certificado que autorizara (casi siempre a la jovencita) a abortar a la supuesta paciente y que cuando pedían hablar a solas con ella, se encontraban con el drama de que ésta pobre chica estaba siendo inducida por su entorno (por simple egoísmo) a un aborto que ella no deseaba, sino todo lo contrario ya se había hecho ilusiones con ser madre a raíz de lo que su cuerpo sentía. Y cuando así se lo hacían saber, de la mejor forma posible a quienes -muchas veces padres o "suegros"- venían realmente demandando el certificado que el embarazo hacía daño psicológico a la madre, éstos salían enfurecidos contra el psicólogo como si fuera un monstruo que deseaba cometer el crimen de que su "chiquilla" tuviese un niño sin estar preparada para ser madre. Yo me pregunto ¿es que la naturaleza no te prepara para ser mamá y sí para que te destrocen el hijo que formó tus entrañas en tu mismo vientre?
Realmente es obvio que me equivoqué. No puede haber nunca un estrés postraumático en un acto del cuerpo -parto- programado por la naturaleza (léase Dios para los creyentes) y sí en un acto que interrumpe lo más natural como es el desarrollo de la vida ahí donde únicamente puede ser concebida...
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