Desidia en la Sierra Plan de la Borbolla
El pasado 20 de agosto se publicaba en el diario de su dirección un artículo titulado "Más protección para la naturaleza asturiana". En él se enumeraban los 22 espacios protegidos de Asturias declarados hasta el momento Lugares de Interés Comunitario (LIC) e integrados en la Red Natura 2000, convertidos a partir de ahora en Zonas Especiales de Conservación (ZEC) por la Consejería de Agroganadería.
Uno de estos espacios es la Sierra Plana de la Borbolla. Su interés paisajístico (por no citar el geomorfológico) es indudable, como cualquier visitante o senderista puede apreciar: un amplio sector de la costa oriental asturiana se recorta a los pies de la citada sierra, por la que además discurre un tramo del Camino de Santiago.
Aunque casi desde cualquier punto de la Sierra de la Borbolla se divisa la rasa costera y el mar, constituye un punto de parada obligada el mirador que se levanta sobre el pueblo de Buelna: raro es caminar por la sierra en verano y no encontrarse con gente contemplando las bellas vistas que se ofrecen desde aquella atalaya.
Pues bien, el estado de abandono de ese mirador causa perplejidad en los forasteros; en los residentes de la zona, dolor y rabia. Los bancos del lugar han perdido su funcionalidad, pues si alguno ha sido arrancado, otros se encuentran enteramente tomados por la vegetación; la maleza invade el espacio; bolsas de plástico y desperdicios ensucian el suelo, sin una sola papelera. En fin, su apariencia no puede ser más lamentable.
Si la Sierra Plana de la Borbolla es una de las 22 Zonas Especiales de Conservación, en qué estado se encontrarán aquellas que no gozan de protección alguna, se preguntarán aquellos que nos visitan. ¿Hasta dónde puede llegar la desidia de la Administración pública?
Aurora Vallina
Pendueles (Llanes)
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