Carta de despedida a Camilo
Queridísimo hermano, esposo, padre, amigo:
Eran las cuatro de la tarde de un día que amaneció lleno de proyectos, cuando te fuiste inesperadamente, sin poder despedirte; no podemos hacernos a la idea de que ya no estás, de que no volveremos a verte, a oírte, a abrazarte, a besarte... incapaces de llenar el vacío que nos dejas, nuestros ojos se inundan con cada recuerdo tuyo.
Tendremos que aprender a vivir con tu ausencia, pero es tan difícil y duele tanto...
Ahora, Camilo, cuando llegan las fiestas de Cueiro y Santa Ana y sabemos que no subirás a las romerías, la nostalgia puede con nosotros y sólo nos queda el consuelo de poder darte las gracias por haber sido tan estupendo, tan buena persona, tan lleno de alegría, tan grande.
Que seas feliz donde quiera que estés; te echaremos de menos, pero nos reconforta saber que notaremos tu amor cerca, cuidando de todos nosotros.
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