La Nueva España » Cartas de los lectores » Los brazos que sostienen el mundo

Los brazos que sostienen el mundo

4 de Septiembre del 2014 - Enrique Álvarez-Santullano Fontaneda (Oviedo)

El verano es la estación más propicia para recoger imágenes, esas que grabamos como en piedra en nuestro disco duro, y no solo durante la infancia, que es la patria donde acostumbramos a guardar las más perecederas. Como si la caprichosa retina, animada por la luz estival, se empeñara en trabajar sin descanso acumulándolas en el pozo sin brocal de la memoria, es en estos meses del estío donde alcanzan la plena nitidez. Pero la memoria es un queso gruyere, y no siempre conseguimos y esto suele ocurrir cuando más falta nos hace- que nos mande esas postales. Tanto si son de la infancia, de la juventud, de la madurez o de la vejez, siempre son bienvenidas. Si al menos logras recuperarlas una sola vez, son luego como el musgo en un muro de piedra, se quedan ahí, marcando con su silueta los flancos de lo que ahora somos. Hay de todo y para todos: el brillo que el sol le arranca al agua en ese baño con la muchacha de la que estás enamorado, las risas de tus amigos alrededor de la mesa, la abuela que baraja las cartas bajo las hortensias, el raitán picoteando en el prado de tu casa, el viento jugueteando con la melena de aquellas niñas que pedalean en pandilla, las estrellas en la noche en que elegiste el camino más largo de vuelta a casa, la cría de lagartija atrapada en la tela de araña, la pareja de cormoranes sumergiéndose en el mar en el primer baño de la mañana, tu madre explicándote cómo ahumar una trucha, el abrazo sentido de un amigo, los niños cabalgando las olas, o la mirada de aquel gato recién nacido que encontraste en el motor de tu coche. Todas ellas volverán, cogerán sus atajos, pero por si acaso voy a recordar por escrito (como un simple truco para no olvidarla) una de este verano en el oriente de Asturias: los monitores del colegio Orione de Posada de Llanes sosteniendo con sus brazos (dos brazos acoplados bajo unas axilas) un cuerpo inerte de camino a la playa de Celorio, equilibrando en su caminar una incógnita humana, cada paso una meta sin dejar de ser tan solo un paso, coordinando un inefable infortunio y creando una imagen de fuerza y belleza extraordinarias. Los brazos que sostienen el mundo. Ah, y también aquellas huellas que mi padre dejaba con sus zapatillas de correr sobre la arena de la playa, justo donde muere el mar: otra de las cosas que la marea jamás podrá llevarse.

Cartas

Número de cartas: 46083

Número de cartas en Octubre: 21

Tribunas

Número de tribunas: 2088

Número de tribunas en Octubre: 2

Condiciones
Enviar carta por internet

Debe rellenar todos los datos obligatorios solicitados en el formulario. Las cartas deberán tener una extensión equivalente a un folio a doble espacio y podrán ser publicadas tanto en la edición impresa como en la digital.

» Formulario de envío.

Enviar carta por correo convencional

Las cartas a esta sección deberán remitirse mecanografiadas, con una extensión aconsejada de un folio a doble espacio y acompañadas de nombre y apellidos, dirección, fotocopia del DNI y número de teléfono de la persona o personas que la firman a la siguiente dirección:

Calvo Sotelo, 7, 33007 Oviedo
Buscador