Vuele desde Asturias, si puede
Un año tras otro, Asturias sigue a la cola de España en lo que a comunicación aérea se refiere. La incompetencia del presidente Javier Fernández, no digamos la de su consejero Graciano Torre, convierten nuestra región en tierra de nadie. O, lo que es peor, en un solar para que sólo los ricos o los políticos (que tanto monta), puedan viajar en avión.
Y es que, en el tiempo del low cost, es precisamente cuando Asturias dispone de un aeropuerto, casi en exclusiva, como digo, para ricos o para políticos. Estos últimos, ya se sabe, viajan en primera, con Visa oro a nuestro cargo y hasta con kilometraje. Algunos, hasta simulan vivir en Asturias (como la diputada en Cortes, la socialista María Luisa Carcedo, con la anuencia de Antonio Trevín), con tal de cobrar fraudulentamente las más que suculentas dietas.
Durante la pasada legislatura, la más que incompetente consejera Ana Rosa Migoya (implicada en el “caso Marea”, cinco años después, sin sentencia), argumentaba aquello de que mejor que Asturias no dispusiera de vuelos baratos para que los asturianos dejásemos las divisas en nuestra propia región. Como si, paralelamente, la disposición de vuelos baratos asturianos no supusiera también posibilitar mayor afluencia de turistas extranjeros dentro de una dinámica, por la que el Gobierno de Asturias, dice, dice apostar. Pues nada, así las cosas, lo que el Gobierno socialista asturiano nos está pidiendo es que mejor gastar nuestro dinero en Cantabria. Ya se sabe, por aquello de la buena vecindad, vaya.
Mientras, volar desde Asturias a Madrid, a más de un milagro, por la escasez de vuelos, las paupérrimas conexiones, etcétera, es más de caro que hacerlo a Lisboa, y en ocasiones, casi tanto como viajar a Miami (doy fe). Nada importa, eso sí, mientras se trate de sacar de la pobreza a la familia Cosmen, que, depositaria de todos los monopolios del transporte terrestre, asume también en situación de privilegio los traslados a la vecina Santander. Desde allí, los asturianos sí que podemos viajar barato. Al final ¡cachis la mar!, va a tener razón Pixán cuando pretende cambiar la letra de nuestro himno: Cantabria, patria querida. ¿No?
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