Azaña y Lerroux

6 de Agosto del 2009 - Javier Méndez-Castrillón Rodríguez (Gijón)

En el número del pasado domingo del coleccionable relacionado con la Revolución de octubre de 1934, se glosan largamente unas palabras de Azaña (pronunciadas en el mitin del cine Pardiñas, en febrero de 1934). Y digo se glosan, porque el que escribe, lejos de realzar lo profundamente antidemocrático de su talante, parece que las alaba. Cuando lleguemos "de verdad" a octubre de 1934, me temo que se argumentará que los alzados "preveían un fascismo que venía, de la mano de Lerroux y Gil Robles" (Haro Tecglen dixit) y que Gil Robles desplegaba una práctica política próxima al ¡nazismo! (palabras de don David Ruiz en este periódico en 2004). Después de todo, nada me extrañaría, cuando el autor de este texto ya nos ha descubierto el viejo republicano catalán Alejandro Lerroux (nació en La Rambla, provincia de Córdoba) y al general Manuel Riquelme (se llamaba José Riquelme y López-Bao).

Para poner las cosas en su lugar, conviene recordar que el único fundamental ce las referidas palabras es: "... los elementos de la CEDA y los agarios no tienen títulos de legitimidad para gobernar la República, aunque tengan número suficiente en el Parlamento para sostenerse...".

Resulta sumamente instructivo contraponer a estas palabras las que dejó escritas Lerroux en "La pequeña historia de España", pág. 142, refiriéndose a las Cortes elegidas en noviembre de 1933:

"¿Qué hubiera sucedido si, en la primera sesión hábil, se levanta un diputado monárquico, de autoridad y de prestigio, a plantear la cuestión:

- Señores -hubiera podido decir-: Cuando en las elecciones municipales de 1931 el régimen fue derrotado en las ciudades cerebro de España, la Monarquía cayó vinisteis vosotros. Habéis tenido dos años para ganar la voluntad del país. La habéis consultado en estas elecciones legislativas. Henos aquí, contadnos. No tenéis una mayoría de diputados para gobernar: luego habéis perdido las elecciones. ¿Qué hace el presisdente? ¿Qué hace la República?

Los árbitros de la situación fueron el partido de Acción Popular y el Agrario. Si esos partidos eran considerados enemigos del régimen, las elecciones se habían perdido.

Puesto que no hicieron una declaración de hostilidad, ni siquiera de neutralidad no debía considerárselas como enemigos. Serían o no serían republicanos, pero positivamente eran españoles, patriotas y caballeros".

La mayoría de los lectores no sabe o ha olvidado que Lerroux escuchó con profunda amargura el número de cañonazos que denotaba que la reina María Cristina había tenido un heredero varón, la mañana del 17 de mayo de 1886. Azaña tenía... seis años.

La mayoría de los lectores no sabe o ha olvidado que Lerroux se declaró republicano en todas las legislaturas en que fue diputado (de 1901 a 1933). Desde luego que peleó en la plaza pública todas sus actas de diputado, excepto (y él mismo lo reconoce) la que en 1908 obtuvieron para él sus amigos, hallándose emigrado en Argentina. Obviamente, estaba fuera de España por las "caricias" que, en la prensa, dedicaba al régimen monárquico.

Azaña fue derrotado todas las veces que se presentó candidato a diputado durante la Monarquía. La primera vez que lo hizo (por Oropesa, Toledo) fue presionando a los dirigentes reformistas para que renunciace a ese distrito don Vicente Alvarez-Villamil, de origen asturiano y yerno del patriarca republicano don José María Esquerdo. Ni en esas elecciones ni en ninguna posterior batalló en absoluto para ganarse los votos. Además, se digustó profundamente con su jefe político, don Melquiades Alvarez, porque éste imponía unos requisitos, que el Rey no aceptó, para que los reformistas formasen parte del gobierno. Fue en julio de 1917. Con eso, creo yo que presumía él, se esfumaba su ambición de ser ministro de la Guerra sine conditione. Su cuñado, Rivas Cherif (retrato de un desconocido. Grijalbo, Barcelona, 1979: pág. 59 y 60) nos lo desvela: "... el secretario del Ateneo opinaba que nunca se daría una circunstancia tan favorable para intervenir en la gobernación del Estado...". También debemos a los comentarios de Cipriano Rivas, el conocimiento de la prodigiosa labor que don Manuel, "el demócrata", desplegaba durante las elecciones: "...ordena pegar a los interventores de otros partidos, manda romper urnas...".

La mayoría de los lectores no sabe o ha olvidado que Lerroux estuvo procesado y encarcelado, por su, acertada o no, siempre infatigable actividad contra la monarquía borbónica. Obtuvo el título de abogado a los 59 años. En cambio, admiraba sinceramente a los juristas acreditados: Melquiades Alvarez, Bergamín, Ossorio y Gallardo, etcétera.

Azaña conspiró contra la Dictadura de Primo de Rivera, en ... la tribuna del Ateneo de Madrid. Jamás pisó la cárcel; ni siquiera como abogado, profesión que detestaba profundamente, aunque él era licenciado en Derecho desde los 18 años. Singularmente, odiaba a los abogados brillantes: Azcárate, Melquiades Alvarez, Sánchez Román, etcétera.

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