Profana rebeldía

Muchas veces reflexionando me digo a mi mismo el por qué soy tan temerario manifestando en público mis limitaciones; también me pregunto ¿Qué le importarán a nadie mis inquietudes? pienso que por momentos soy un pelmazo, imprudente y osado; ya que en demasiadas ocasiones después de divulgar mi opinión o crítica sobre un tema determinado, dudo de haberlo enfocado correctamente y algunas otras reconozco haber errado clamorosamente en mi planteamiento. Pero siempre acabo obedeciendo a mi inculto instinto de eterna rebeldía, sin importarme dejar al descubierto mis insuficiencias a la hora de precisar y exponer correctamente. Todo ignorante en sí, es un osado, ya que no calibra la eficacia y la corrección en sus comentarios; no teme perder crédito ni personalidad, yo no podía quedarme atrás. Sobre todo, cuando observo que quienes están más autorizados usan el silencio como doctorado; ya que si se exponen dejarán al descubierto alguna laguna, defecto, ideología o inquietud que todos tenemos, temiendo ser evaluados y desmerecer por ello.

En efecto, salir a la palestra representa desnudarse, mostrarse y errar. Pero no saben el perjuicio que hacen al conjunto de nuestra sociedad, las personas que pudiendo y sabiendo decir, se callan (una sociedad no comprometida, es pura basura) Su silencio ante las injusticias, canalladas, corruptelas y abusos del poder, hacen que los sinvergüenzas campen a sus anchas, ya que no es lo mismo que sean criticados por los ciudadanos de a pie, que por intelectuales e instruidos. Ya que a los primeros, si les tuvieran en cuenta no les pisotearían del modo que lo hacen, donde todos los recortes, ajustes y sufrimientos de la crisis se la hacen pagar a ellos. El ejemplo lo tenemos con colectivos de profesionales muy afines a la derecha, que después de las mentiras del PP, en todo su programa electoral, salieron escaldados por tanto engaño, se rebelaron contundentemente y lograron reducir el daño que éstos sujetos sin escrúpulos pretendían con nuestra Sanidad y Educación. Si en cada tropelía que estos sujetos cometieran contra los más débiles, ustedes alzaran la voz, seguro que este País sería otro. No es que quiera cerrar la boca al pueblo llano, todo lo contrario, son gente que dice lo que siente sin tapujos, sin usar eufemismos que disminuyan y distraigan el tema en cuestión, tampoco usarán frases hechas que se pueden aplicar tanto al ir como al venir; pero necesitan el apoyo de ustedes, de quienes tienen un valor añadido por su personalidad, brillantez profesional o por imaginarlos ilustrados.

Nosotros, mientras tanto seguiremos comportándonos como insuperables filosofastros, tratando de arreglar el mundo a nuestra medida, criticando el comportamiento de quienes debieran estar al servicio de todos, cuando en la realidad solo lo están para servirse ellos y sus allegados. Estos tipos (Los políticos profesionales y añejos) tiene trenzada una tela de araña que controla Fiscales, Jueces, policía Judicial, medios informativos, la hacienda pública, etc. donde logran parapetarse y obstaculizar la labor de algún que otro Juez que se sale de su redil, osando investigarlos e imputarlos, algo que pagará caro como vimos con Garzón y Silva. Se escaquean y eluden la Ley, porque son ellos quienes manejan todas las triquiñuelas para salir indemnes de sus corruptelas; sirva como ejemplo: la amnistía Fiscal, la lentitud con que ordenan a los Jueces llevar sus casos, los Fiscales haciendo de abogados defensores, o como se indultan entre ellos mismos cuando son condenados.

Los tiempos actuales están repletos de desilusión y desconfianza general, no nos fiamos de los políticos y tampoco de nuestra Justicia, lo cual trae consigo una anárquica y retorcida forma de percibir la democracia; comparándola en muchas facetas a la mejor de las Tiranías. Ya que si más del 25% no tiene forma de ganarse la vida, otro porcentaje grande aun trabajando no le da para llegar a final de mes, y son a estos los que se les sigue estrujando en forma de bajadas de salarios, subidas de impuestos, carestía de vida, copagos sanitarios, subidas de tasas judiciales o educativas, desahucios, leyes mordaza para que no puedan mostrar su descontento y se les requisa los ahorros en unas más que repugnantes preferentes ¿Qué nos queda? simplemente patalear y reiterarse hasta el infinito en espera de una regeneración total, donde los cargos públicos dejen de repartirse sobres en negro, guardar dinero en Suiza, robar a manos llenas, despilfarrar, corromperse, mentir como bellacos, etc. Y que todo ello tenga en vez de castigo inmediato, el premio de la más indecente impunidad; que roza la desvergüenza de un pueblo y su dignidad ¡amigos míos, esto no es honrar la vida! es pasar por ella como sujetos intimidados y acobardados. Por eso tenemos que decir, los que debiéramos más bien callar, escuchar y aprender.