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¿Por dónde anda el Consejero de Sanidad?

18 de Septiembre del 2014 - José Viñas García (Oviedo)

Cuando el río suena, es que agua lleva; y en todo lo relacionado con nuestra Sanidad, el sonido retumba cargado de aguas turbias. Tenemos hospitales de estreno y abundantes, pero la cosa como que tira cada vez a peor en atención y diligencia. Podemos presumir todo lo queramos de infraestructuras modernas, pero si éstas no mejoran el servicio que se debe dar a los enfermos, y no repercute en disminuir las listas de espera, es como para preguntarse ¿Qué inepto dirige y gestiona nuestros Hospitales? ¿Señor Consejero, hay que seguir impasibles ante este alarmante aumento del tiempo de espera para pruebas y operaciones, sin que ustedes pongan solución urgente a semejante dislate y dejadez? No me creo que sea imposible de organizar y meter en vereda a quienes entorpecen la buena marcha de nuestros Hospitales. No podemos dirigir nuestro dedo acusador sobre nadie en concreto, porque creo que todos tenemos un poco de culpa: Pacientes, médicos de cabecera, especialistas de ambulatorio, empleados en general y sobretodo las autoridades y profesionales del HUCA.

1) Pacientes: porque abusamos demasiado de las urgencias hospitalarias, sin antes consultarle nuestra dolencia al médico de cabecera, tenemos demasiado miedo a morirnos, sin darnos cuenta que puede que estemos más inmunes en casa (al menos de morirnos, lo haremos sin saber lo cerca que estábamos de conseguirlo) que meternos en ese laberinto interminable de citas, pruebas, resultados, etc. para estar esperando luego meses a ser operados, y durante todo ese tiempo morirnos de angustia y preocupación pensando que le importamos muy poco a quienes están muy acostumbrados a estas cosas del fracaso asumido (que cuando lo ven difícil, enseguida tiran de protocolo, mandando al enfermo a una planta anacrónica en espera de lo irremediable, como es cuidados paliativos)

2) Médicos de cabecera: porque abusan de los volantes, les resulta sencillo y menos responsabilidad mandar al paciente a escalas superiores. Antes, en los médicos de cabecera se confiaba más que en el especialista de turno, estaban entrenados porque capeaban el astado ellos, y no dejaban que fueran otros así de pronto, quienes lidiaran su faena; acudían a los domicilios con esa prontitud, amabilidad y profesionalidad que ya no existe, donde eran recibidos y percibidos como alguien de la familia. Ahora si acudes fuera de cita a verlos aunque no tengan a nadie que atender, la cara que observas es como para mejorar de repente, sentirte ridículo y un intruso; a este respecto también recalcaré que un trabajador que tiene un horario determinado, a veces la única posibilidad de consultar con su médico es entre las dos y tres de la tarde, pues nadie pone remedio a esto, ya que prefieren que se pierdan horas de trabajo, y que pidan cita en horario laboral como quien nada tiene que hacer. Incluso diré más, un ATS, de aquellos, era un abecedario en sabiduría sanadora, aunque solo fuera por sus formas y amabilidad, ahora parecen perfectos veterinarios, que tienen delante una vaca o un cerdo, en vez de personas. En mi ambulatorio hay tres ATS, si hay dos sin hacer nada, no ayudan al otro que está saturado, es como si fuera empresa diferente y el paciente un bulto que debe esperar, porque así está escrito. Le preguntaba a mi médico de cabecera (En quien sí confío) si podía cambiar de ATS, y me dijo que no, que conforman un equipo ambos ¿entienden algo? ¿Dónde está la libre elección? porque he de ser atendido por alguien en quien no confío plenamente.

3) Especialistas de ambulatorio: porque al igual que los médicos de cabecera, enseguida se quitan del problema para que sea solucionado en el hospital, donde curiosamente te atiende un interino de esos que les ves día y noche trayéndose por urgencias y plantas; lo cual pudiéramos pensar, que un veterano curtido en mil batallas como esos especialistas, no puede ceder su responsabilidad a jóvenes que habría que ponerles un monumento, ya que si no fuera por ellos, no sé cómo funcionaría todo.

4) Empleados y Profesionales: porque abusan de su vale del carbón, donde enchufan a diestro y siniestro familiares, vecinos, amigos y conocidos, saltándose listas para todo. De entre esos empleados hay unos muy especiales que creo muy culpables, los que compaginan privada con publica, que aunque estén el horario completo en la parcela publica, cosa poco probable, el rendimiento no puede ser igual al que fuera si su dedicación fuera plena; pero no queda ahí la cosa, sus clientes de pago, son dirigidos y colados en el Hospital Público para pruebas, ingresos y operaciones para compensar los euros de su consulta, sin que nadie ponga limite a esta competencia desleal. ¡Se me olvidaba! ¿desde cuándo la prohibición de fumar quedó abolida en el recinto hospitalario? Ya que es horrible de contemplar el paseo constante de batas blancas con el cigarro en mano por los alrededores dentro del recinto hospitalario; que además de feo, no dedican todo el tiempo a lo que deben. Les aseguro que hay montones de trabajos y empresas donde no se les permite a los empleados ni un solo minuto de cigarrillo y nadie se muere en el intento. Quienes están detrás de una ventanilla deben ser amables y resolutivos ante los planeamientos de los pacientes que por supuesto muchas veces son cansinos, pero ya que tienen bastante con su preocupada salud, para además tener que oír ante las dudas de su pregunta, frases entre quienes están para ayudar, como Tú no te cases con nadie o No tienes por qué contestar a todos y a todo ¿Cómo qué no? ustedes deben ser comprensibles con quienes les piden ayuda, están desorientados, son mayores, enfermos y además tienen que capear con sus incomprensiones.

5) Autoridades: Señor Consejero, tanto usted como los anteriores, entraron como elefantes en una cacharrería, pero enseguida les colocaron en su sitio, los que manejan los hilos de este desastre y desbarajuste ¿Para qué están? Seguir cobrando y no meterse en líos, esa es su única responsabilidad.

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