Tino Casal, 23.º aniversario
Tu alma se proyectó hacia los confines del tiempo la noche del 21 al 22 de septiembre de 1991, tras aquel fatídico accidente de automóvil… al punto de amanecer, cuando los largos dedos de la aurora apagaban las pálidas estrellas sobre el cielo de Madrid…
Nueve años antes, en 1982, vibraban los temas de tu primer álbum en solitario, “Nocasal”. Y en uno de ellos, uno de los 48 que en total nos legaste, te autorretratabas riéndote incluso de ti mismo, con esa sorna asturiana que nunca te abandonó… Escrito con tu puño y letra lo titulaste “Chico estúpido”. Y lo cantabas con tu propia música y aquella portentosa voz…
“En mi bola de cristal
el pasado puedo ver:
el poder de Excalibur
en el lago de champán.”
Estrofa rotunda, formalmente impecable, construida en octosílabos y sobre sonidos oclusivos sordos, que sólo la intuición de un ingenio artístico como el tuyo sabía combinar para expresar metafóricamente lo que ya empezabas a descubrir en la “jungla“ de Madrid: que los que viven en la opulencia (sumergidos en champán) tienen el auténtico Poder (como Excalibur) y lo veías en tu lucha diaria (el pasado) sin falta de ser un adivino con bola de cristal. Y de paso nos trasladas a la Leyenda del Rey Arturo y su espada mágica, Excalibur, símbolo del máximo Poder, tanto que, según afirmaban los antiguos bretones, al desenvainarse, su brillo sobrenatural cegaba a los enemigos…
Y más adelante continuabas:
“Soy un chico estúpido,
un parásito total,
un diamante sin pulir,
un Picasso sin firmar…”
Con esto probablemente nos querías transmitir la frustración y la desorientación artística que a veces te invadía y frenaba… hasta el punto de considerarte “fuera del Sistema”.
Por eso añades en otra estrofa:
“En la jungla de metal
frente al televisor,
intentando conexión
con mis sueños en color”
Donde quizás nos decías que te costaba plasmar tus sueños artísticos como tú querías, porque no conectaban con lo que veías en la TV de entonces. Y es que ibas muy por delante y además no pertenecías al “mundo de Excalibur y su lago de champán”. Todo habrá que decirlo.
Geniales, pues, tus metáforas, como geniales todas tus creaciones. Tal vez, a mediados del presente siglo, la Sociedad te valore como realmente mereces.
Que los jóvenes que ahora te empiezan a descubrir lo lleguen a ver.
Hasta siempre y, como siempre,… gracias, Tino, por haberte conocido.
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