"El gallo y el papagayo"
El pasado 12 de septiembre del año en curso asistimos a la presentación de una interesante novela titulada como se enuncia del escritor Pedro Golpe, en la cafetería librería Santa Teresa, desbordando una nutrida e insospechada concurrencia de jóvenes y edades diferentes, quienes al final de la presentación por el que suscribe abundaron en preguntas e incluso alabanzas bien merecidas para el autor de su primera obra, por quienes ya la habían leído. Nos cupo el honor, pues, de manera sucinta referirnos generalmente a lo que significa la relación de lo escrito, como de manera más amplia y cordial lo hiciera el amigo Golpe, sin olvidar que fue en el siglo XIX cuando los habitantes de Iberia en general gozaron de lecturas las novelas costumbristas, policiacas, epistolares, como actualmente “las negras”, pero recordando, faltaría más, a los que según la historia, fueran sus primeros creadores, los extranjeros: Luciano de Somosato, de la culta Grecia, Petronio y Apuleyo Lucio, en el mundo romano; para no olvidar, asimismo, que ya en el siglo XV España escribe también novelas verdaderas, siendo uno de sus principales abanderados el valenciano Joanot Matorell con su “Tirant lo Blanch”, que hace oficio en esa “considerable extensión con acción fingida en todo o en parte...”. Recordamos, asimismo, los sagrados libros que a través de los siglos se han escrito, como por ejemplo La Biblia, donde legislación e historia (Génesis, Éxodo, etcétera), como los poetas y profetas (Salmos, Odas, proverbios salomónicos, etcétera), bien se puede considerar como novelas...
Y de esta suerte evocamos lo que el profesor, eximio literato y escritor Francisco García Pérez a este respecto, precisamente hace un año (LA NUEVA ESPAÑA, 19-09-2013), había escrito (para actualizarnos) sobre dos novelistas de indiscutible solvencia, como son (también caros amigos), el gran Pepe Monteserín, ingeniero y genial escritor, cronista de su amada Pravia, que también podría ser un día cronista de Asturias, si no nombran antes a Ignacio Gracia, Greciet, Peyroux, entre tantos merecidos otros; quien refiriéndonos de manera histórica las vivencias de su querido padre en la Guerra Civil fratricida (como la sandinista de mi patria, que comparo siempre), nos embarga en sus páginas con su “Me levanté herido”... y “Todo fue en La Habana”, del ovetense Ruilópez, que en el Club Prensa Asturiana nos honramos, también, con presentarlo... Y así, muy acertadamente, califica García Pérez lo que actualmente es la novela pensando en ellos: “Se está yendo de la novela experimento a la novela conocimiento”, que es lo mismo, a las vivencias personales, familiares, rigurosamente históricas, como es el caso del conferenciante lúcido en las contestaciones, Pepe Golpe, que en las 461 páginas de su escritura se vuelve en un escritor, indubitadamente, hacia la posteridad es que las vivencias de Telmo, sus inquietudes, una vez leído, jamás se pueden olvidar.
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