Imposible regeneración

Durante estos últimos meses está en boca de todos la palabra regeneración, que, según la Real Academia Española, es la reconstrucción que hace un organismo vivo por sí mismo de sus partes dañadas o perdidas. Y como viene aplicándose a la política y los políticos, podemos decir que para ellos debe tener otro significado, ya que la usan (y abusan) sin más consecuencia que seguir padeciéndolos tal como nos resultaron hasta ahora. Pretenden seguir los mismos, con algunos retoques puntuales ¿Qué regeneración puede darnos Javier Fernández aquí, en Asturias? ¿Qué regeneración puede aplicar Pedro Sánchez, si en cada comunidad y ayuntamiento están las mismas personas que nos llevaron a este desastre? ¿Qué regeneración podemos esperar de los cobrasueldos de Génova? con su ministra Báñez pidiendo moderación salarial, cuando los trabajadores están al límite mientras ella y todos sus compinches no aplican ese mismo ajuste a sus sueldos y prebendas.

Hablan de primarias, regeneración y transparencia pero, como dijimos, para ellos tienen otra acepción bien diferente: decirlas sin más, pensar que los ciudadanos son tan estúpidos como ellos (bueno, en algunos casos, incluso más, sobre todo cuando los siguen votando). Son primarias restrictivas, en las que piden avales que sólo los que están pueden acceder a ellos; incluso cuando vienen las elecciones piden el voto a todos, pero en sus primarias sólo permiten a sus afiliados, también para asegurarse el seguir los mismos. El ejemplo de la regeneración que quieren los políticos la tenemos en el PSOE de Oviedo, donde ya hay dos candidatos (Masip y Wenceslao) que, por respeto a edad y condición, no diré mucho más; ahí tienen un ejemplo claro de que no hay quien los eche de este chollo inmenso que les aporta dedicarse a esto. Porque no me vendrán ahora con eso de que los necesitamos, que ustedes son la clave y solución para nuestros males, cuando llevan toda una vida, y no vimos el resultado (bueno, sí lo vimos, así estamos).

La regeneración es como el ajuste de la Administración: ni lo uno ni lo otro lo harán los mismos que están, no van a mandarse ellos mismos al desguace, ya que repararse es imposible. Y ese ajuste de la Administración era pedirles que se despidieran a ellos mismos y sus familiares. Como ven, o votamos cosa diferente o seguiremos padeciendo a estos sujetos que nos están haciendo la vida cada vez más imposible. Ajustan y recortan a los demás, a ellos nada. Cómo podremos ajustar las cuentas, si tenemos una Administración mastodóntica acompañada de asesores, escoltas, coches oficiales, viajes, dietas, consejeros, etcétera. Qué no haríamos con el ahorro que representaba eliminar Senado, diputaciones, la mitad de los ayuntamientos y políticos electos, tugurios varios que sólo están para sestear ellos y sus familiares: asesorías, consejerías, delegaciones, etcétera.

La regeneración sólo es posible desde un empezar de cero; que sean otros, comprometidos con la sociedad, los que corten de raíz tanto mangante y tanto malgasto. Luego estos mismos que llevan años chupando del bote, y que no quieren perder el cargo, intentan meter miedo a los ciudadanos con que si gobiernan los de Podemos, u otros parecidos, puede llegar algo así como Venezuela; sin enterarse, porque viven en otro mundo aparte, de que los seis millones de parados, los miles de familias en cuya casa no entra un solo euro, los miles de jóvenes y no tanto que se tuvieron y tendrán que ir fuera de España a ganarse la vida; para los miles de trabajadores que gracias a su reforma laboral no ganan un sueldo digno, qué digo digno, vergüenza les debería dar, etcétera... Para todos ellos ¿esto no es mucho peor que cualquier amenaza que se inventen individuos sin sensibilidad y honra alguna? ¿En manos de quién estamos, Dios mío?

Javierín, tienes suerte de que el PP y Foro se reparten desprestigio y falta de credibilidad, también de que periodistas importantes te apoyen. A estos últimos les diría que eres un buen tipo pero incapaz de corresponder a un cargo tan importante; usted debiera saber sus limitaciones, amigo mío, y no seguir poniendo en riesgo la estabilidad de los asturianos por querer mantenerse en un pedestal demasiado elevado en compromiso y responsabilidad. No acabo de comprender que el país y los ciudadanos estén como están porque ustedes creyeron ser lo que no son y quieran seguir perjudicándolos más y más.

Señor Fernández y todos aquellos que lo animan a seguir: por su culpa y de otros como usted tenemos que ver cómo nuestros hijos se tuvieron que ir a miles de kilómetros de España a ganarse el pan, y la crueldad está en que, con ustedes, no sabemos cuándo los volveremos a ver. Siempre voté al PSOE, pero ustedes me han hecho odiar esas siglas, y sería incapaz de volverlo hacer jamás; sería tanto como patearme a mí mismo, mis principios y mi dignidad.