¿Recaudación ilícita del Ayuntamiento de Mieres?
Imagínense ustedes que viven en una vivienda unifamiliar en la que usan la planta de abajo como cochera y para guardar el vehículo pasan a través de un acera de su propiedad, una acera privada, no pública, o en otros casos no existe acera y pasan directamente desde la calzada, añadiendo que nunca solicitaron vado porque no les hizo falta, con lo cual nunca existió una solicitud de reserva de espacio público para un uso privado. Pues bien, el Ayuntamiento de Mieres exige a un numeroso grupo de vecinos el pago de la tasa por “entrada de vehículos a través de las aceras” del ejercicio 2012 y lo exige ahora, en el 2014, dictando una resolución injusta a sabiendas porque no existe el hecho imponible que justifique el pago de dicha tasa. Con tal de recaudar vale todo, se pasan por el forro la legalidad, usan el lema “a pagar porque lo digo yo”, “Díxolo Blas, puntu reúndu” y hablamos en algunos casos de 200 euros o más que tiene que pagar cada vecino, y con los tiempos que corren... Vamos a la ordenanza 2.14 que regula dicha tasa: En los años siguientes 2013 y 2014 (no sé si se dieron cuenta de que lo estaban haciendo mal o les dio pena seguir “confiscando” dinero a los pobres vecinos) adecuaron la ordenanza a la legalidad al reformar el apartado g del epígrafe 3 –“cuando la entrada de vehículos se realice directamente de la vía pública y no a través de las aceras y se disponga de vado”... aquí está el tema, disponer de vado, porque al solicitar vado se realiza una reserva de espacio público que impide que otros ciudadanos hagan uso de dicho espacio para estacionar, se está haciendo un uso privativo del espacio público, algo que no ocurre en el caso que nos ocupa, donde además de ser las aceras privadas –o no existir éstas– no se dispone de vado ni nunca se solicitó. He oído casos de cobrar dicha tasa en la zona rural sin disponer de vado, aldeas sin aceras en los que se accede a la cochera desde un camino de tierra sin asfaltar. El abajo firmante desconoce a qué teleñeco sobradamente preparado se le ocurrió esta maravillosa y efectiva “idea sacaperres”, feudal y propia de terratenientes; asimismo desconoce también si los servicios jurídicos del ente público funcionan. Visto lo visto, parece que no o quizá no les faciliten la documentación para que sea revisada y se ajuste a la legalidad. ¿Qué nos queda a los vecinos? pues intentar unirse para luchar contra esto, harto difícil, porque te obligan a pagar si no llegará el apremio con recargo y después el recurso que se presume acabará en la basura. Sólo queda la vía judicial, que se antoja costosa con todos los honorarios de abogados, tasas judiciales etcétera... y a la Administración pública no le importa en cualquier caso que todo acabe en un contencioso administrativo porque al final no gasta dinero de sus bolsillos, el dinero es público, de nuestros impuestos y “coles perres de otru, lo que sea”... No obstante, me anima saber que estos abusos a veces son parados en los tribunales, como la subida de tasas a los taxistas que decretó el Ayuntamiento de Mieres de 42 a 400 euros, un 800% de subida que un juez tiró por tierra condenando al Ayuntamiento a devolver el dinero y pagar las costas del proceso, o el otro juicio que ganó un vecino de Mieres sobre la tasa de basuras a cocheras que le querían aplicar a cada una de las 20 plazas de una única cochera estimando el juez que sólo cabía la aplicación de una tasa. ¡Qué buen año el 2012!, ¡qué buen plan, que estrategia brillante para recuperar las arcas municipales a costa de los incautos vecinos!
Por muy mal que se encuentren las arcas municipales, no parece muy decente exigir a los vecinos tasas por servicios no solicitados u obligarlos a pagar por entrar en su propia casa. Se podrá subir la contribución, el agua, la “viñeta”, pero otra cosa es inventarse milongas para sacar la pasta a la clase obrera. No nos sobra el dinero como para que nos atraquen de esta manera. Estas fueron algunas de las soluciones de urgencia que buscó el Ayuntamiento de Mieres en 2012 para sanear rápidamente las cuentas municipales, un método de financiación muy discutible por no llamarlo de otra manera.
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