Señor Rajoy, es usted un incongruente
Con el debido respeto y consideración ante quien ejerce la responsabilidad de ser el presidente de un país llamado España, me permito la licencia, como ciudadano de a pie, de dirigirle una carta desde LA NUEVA ESPAÑA, un diario de provincias con una amplia difusión y que ya le adelanto a usted y a sus delegados del PP que es el más leído en esta provincia hermana de su tierra gallega.
Y al hacerlo no puedo menos que recordar su imagen tierna de político arrodillándose por las playas gallegas recogiendo la basura del chapapote vertido por el “Prestige”; imagen ejemplar que trata de tapar la falta de seguridad del transporte de quimiqueros. Sin duda una imagen que le valió su catapulta a las esferas del poder popular y su escalada hasta alcanzar la Presidencia de la propia nación.
Pero no, señor Rajoy, eso no basta como ecologista. Usted solamente es un ecologista de imagen, sobre todo cuando demuestra una falta de cultura ecológica y, lo que es peor, una gran falta de sensibilidad hacia esa lacra social reconocida por izquierdas y derechas, progresistas y conservadores, cual es el drama del aborto. A esta desgraciada realidad se la suele llegar a tolerar en base a argumentos fundamentados en dialécticas pasadas de moda como pueden ser cuestiones de clase o tendencias neoliberales en las que todo vale conforme a los índices de mercado. Por valer, vale todo aquello que se puede comprar o vender. Hasta los votos tienen un valor tal que coloca a sus destinatarios por encima de cualquier condicionante ético e incluso de sus propias promesas electorales. El engaño manifiesto a sus propios electores en cuestiones tan sensibles como la del aborto no dude usted que tendrá sus consecuencias, que no se tomará con la misma tolerancia que toda esa sarta de corrupciones y corruptelas a las que por desgracia nos tienen ustedes tan acostumbrados.
Por todo ello, es decir, debido a la incoherencia y a la negación de la razón en la que parecen ponerse de acuerdo todos los dirigentes políticos “de casta”, crece y crece el fenómeno de Podemos.
Señor Rajoy, además de incoherente, ha marcado usted las pautas para que todo sea posible dentro de su partido conservador de derechas, amigo de las iniciativas privadas entre las que se deben incluir las clínicas abortistas y el seguimiento fiel de las políticas de la economía neoliberal al dictado de la señora Merkel.
Pero lo que no puede ser es la contradicción consigo mismo y su falta de respeto hacia la verdad de la ciencia y a la defensa de la vida y de la mujer. Nunca ha sido usted santo de mi devoción, pero su operación de usar y tirar perpetrada contra el señor Gallardón lo pone en su sitio como un cagón y lo sitúa como un excelente recogedor del chapapote de los cientos de miles de embriones que a largo plazo a buen seguro acabarán pesando sobre su conciencia más que los votos.
Está claro que a fin de cuentas respalda usted la tesis acientífica de otra señora de casta de un partido progresista que nos aseguraba que un embrión o feto no es un ser humano, sólo material genético.
Así que, señoras y señores, prepárense a votar tapando sus narices a la hora de depositar su voto. Y fíjense en qué partido “descastado” es favorable y defiende el derecho a la vida y a la dignidad de la mujer. Por supuesto, no es necesario que sea un partido confesional, pues la defensa de la vida se hace sólo de una forma científica y con sentido común. Pero de criterios científicos y de sentido común es justo algo de lo que carece la mayor parte de los partidos políticos. O quizá los venden a cambio de votos. Sobre todo en época de vorágine electoral.
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