El calor y la Lila
Mi más sentido pésame a la doctora Quesada y a sus pacientes. No porque hayan trasladado a su enfermera, sino por la mala suerte de no haber tenido antes una buena. Dicen cosas como: “la mejor en 25 años”, “imposible de sustituir o de encontrar otra igual”, etcétera.
Como no tengo otra cosa que hacer, me dedico a investigar, y he llegado a la conclusión de que el calor, a los del Norte, nos afecta, ¡y de qué manera! No estamos hechos para esto, la mente se nos ofusca con la subida de las temperaturas, o también puede ser que el aire de la Lila “esté contaminado”. Sea lo que fuere, algo nos pasa en la cabeza.
Si no, a pito de qué tanto revuelo. ¿Qué hizo esa señora de la que hablan?, ¿salvó la vida a alguien?, ¿descubrió algo que estaba por descubrir? o ¿pincha sin aguja? Porque, si no, no me lo explico, ¡con la que está cayendo! ¡Déjense de rabietas tontas!
Los profesionales no son de su propiedad, y menos en estos momentos en que son muy pocos los que tienen plaza propia. Lo que me parece realmente sangrante es que no pongan suficientes sustitutos, que se repartan los cupos, que los facultativos y enfermeros de urgencias sigan siendo insuficientes para atender a toda al población y que los fines de semana se haga eterna la espera en el servicio porque el personal no puede con todo, que se hagan contratos basura a los eventuales, etcétera.
Y eso, doctora Quesada, quedó tapado en su carta “por mezclar churras con merinas”.
Carmen Pérez Rodríguez
Oviedo
Debe rellenar todos los datos obligatorios solicitados en el formulario. Las cartas deberán tener una extensión equivalente a un folio a doble espacio y podrán ser publicadas tanto en la edición impresa como en la digital.
Las cartas a esta sección deberán remitirse mecanografiadas, con una extensión aconsejada de un folio a doble espacio y acompañadas de nombre y apellidos, dirección, fotocopia del DNI y número de teléfono de la persona o personas que la firman a la siguiente dirección:
Calvo Sotelo, 7, 33007 Oviedo