No
Este voto escocés, que mucho está escociendo a los derrotados del “sí”, ha caído como un jarro de agua fría sobre los nacionalistas catalanes y vascos, compañeros de viaje en la locura separatista y sediciosa. A Artur Mar, a quien ER tiene cogido por los cataplines, seguro que el “no” escocés lo dejó más tieso que un ciprés. Pero él, en su viaje al despeñadero político, sigue adelante con su ilegal referéndum, sea prohibido o no por los altos estamentos constitucionales, que CiU, ER, PSC y otros adláteres se están pasando por la entrepierna. Y el don Tancredo de la Moncloa, hasta ahora, chitón y mirando para otro lado. Ante semejante perspectiva, que a todos preocupa e inquieta, ¿qué puede ocurrir el 9 de noviembre? Pues si no se retiran las urnas y se anula la votación, intervendrá la Policía y entonces el enfrentamiento y la violencia tomarán las calles, que es lo que quieren los separatistas extremistas y radicales. Los que queman banderas nacionales, insultan y desprecian todo aquello que sea español.
Preocupante es lo que pueda ocurrir el 9 de noviembre, cuya responsabilidad es toda del reyezuelo Mas y sus sediciosos comparsas, sobre todo si se llega a producir alguna víctima grave, o peor que grave, posible deseo de algunos separatistas radicales para explotarlo dramática y espectacularmente contra el Estado de derecho y las fuerzas policiales. Como ya hemos dicho aquí, la responsabilidad de que en Cataluña se llegara a tan grave situación es de todos los gobiernos habidos, por las concesiones que se le dieron –en detrimento y perjuicio de las demás autonomías–, y dejar crecer una bola de nieve política casi imposible de detener hoy.
¿Cómo es posible que toda esa mayoría ciudadana que se considera catalana y española, amén de intelectuales, empresarios y demás entidades y personas de alto prestigio, no se hayan posicionado contra esa locura separatista? Inexplicable. Pues bien, el 9 de noviembre tienen la oportunidad, y la obligación, de hacerlo con un “no” como acaban de expresarse los sensatos escoceses, que no quisieron ser unos parias ni unos desheredados en la UE. Que es lo que les ocurriría a los catalanes, supuestamente, si ese “sí” les diera la independencia. ¡Qué demencia!
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