De asambleas y ruidos en Trasona
Desde que tengo uso de razón he oído hablar del problema de salud que los ruidos de la autopista provocan en los vecinos y vecinas de Trasona, problema al que en los últimos años se han sumado los de Molleda y Villa. Por eso me pareció interesante, aún siendo de Los Campos, acudir a la convocatoria de asamblea abierta realizada por el Alcalde y en la que se iba a proponer realizar una iniciativa, que defendería el eurodiputado Jonás Fernández. Dicha iniciativa consistiría en apelar a la directiva europea de ruidos para forzar al gobierno español a acabar con más de 35 años de incumplimiento de la legislación de ruidos en Trasona, y alguno menos en el resto de parroquias afectadas. Corríjanme si me equivoco.
Aunque pudiera chirriarme que por primera vez el PSOE corverano promoviera una asamblea abierta, como también me sorprende que no hubiera aprovechado anteriores legislaturas más favorables para solucionar el problema o me resulta incomprensible que no hubiera apoyado las propuestas parlamentarias presentadas por otras agrupaciones políticas con esa intención, acudí con interés a escuchar tanto la interesante propuesta como la reacción de los y las vecinas. Porque nunca es tarde si la idea es buena.
Lo que desconocía era que mi presencia fuera algo de lo que tuviera que avergonzarme. No dice mucho de su cariz democrático, señor Alcalde, ni de su tolerancia hacia la discrepancia, la actitud prepotente y grosera que mostró conmigo, y eso que estaba de acuerdo con su propuesta, sobre todo si se matizaba con las que ya habían lanzado otras personas en la asamblea. Supongo que se sentirá firmemente realizado porque surtió efecto su provocación sobre los círculos y su cínica amabilidad para afirmar mi legitima asistencia a asambleas de Podemos que, según sus palabras me deslegitimaba como vecina para dar mi opinión en la asamblea que usted convocaba. Es una pena que se retrate como alcalde de algunos y no de todos los corveranos y corveranas. Y me siento decepcionada porque antes que como persona me ha catalogado como simpatizante de algo que legítimamente aborrece (su estudiada reacción le delata).
Por si no le ha quedado clara la propuesta que yo traté de exponer, torpemente por mi problema para hablar en público, lo que trataba de preguntar era si, dado que lo verdaderamente importante es la solución al problema de los vecinos, no se podría consensuar la propuesta con otras fuerzas políticas para tratar de hacer más fuerza en el Parlamento Europeo, habida cuenta que desde IU ya se había manifestado su posición favorable, así como la necesidad de denunciar en los tribunales el incumplimiento y promover movilizaciones.
Siento decirle, Sr Alcalde, que no puedo avergonzarme por haber asistido a asambleas de Podemos, tampoco por opinar en su asamblea ciudadana. Y siento que tenga una mente tan enferma como para no discernir que mi derecho a opinar es independiente de mi ideología. Discriminar no es de sabios, aunque sea acudiendo al sarcasmo. Y las faltas de respeto a un ciudadano en un cargo público sí que deslegitiman no sólo a la persona sino al cargo.
Siento un profundo dolor por tener que acudir a la prensa a decir lo que debería usted dejarme haber dicho en la asamblea, pero no me ha dejado opción de réplica en la asamblea. En ese sentido le recomiendo que si tiene pensado seguir por esa senda vaya practicando: en una asamblea todos los participantes están al mismo nivel y usted quiso demostrar su preponderancia sobre los demás concluyéndola, y encima reservándose un dardo personal contra mi supuesta militancia.
Un ex compañero me escribió hace años: el revisionismo ideológico se baña en un supuesto realismo para huir del compromiso de construcción de una sociedad menos desigual, pero la explicación de fondo es la conservación del status de quienes lo defienden. Gracias a usted, Sr Alcalde, he comprendido la frase.
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