¿Trabajar en tiempo de crisis? Así seguro que no
Mi historia es la siguiente: el lunes 3 de Agosto llego a León. La causa fue un contrato de trabajo por un periodo de prueba de 15 días en una empresa local
La ilusión con la que iba, resultó ser inversamente proporcional a lo que me encontré allí. Sólo fue un día de trabajo, pero ¡vaya día!
Llegó a las 09:00 a León y me recoge en la estación de autobuses mi futuro jefe. Lo primero la presentación y después un café al lado de la oficina.
Llegamos a la oficina a las 09:30; son unas oficinas que pone el ayuntamiento a disposición de las nuevas empresas, por un alquiler de unos 250 al mes (eso me dijo mi jefe). Montamos los ordenadores, y mi jefe se pone a explicarme lo que debo hacer y cómo funciona más o menos todo.
A las 14:00 marchamos a comer; me dejan en un restaurante con el menú pagado. Allí me dice mi jefe que por la tarde vaya a abrir yo la oficina (ya que sólo hay otra trabajadora, que estaba de vacaciones) y que lea unos manuales, y que ya se pasaría él de tarde. Termino de comer y llego a la oficina a las 15:00. Leo los manuales y mi jefe aparece ¡a las 20:00! para que nos fuéramos.
Yo pensaba que me llevaría ya a mi hotel, o pensión o algo así, ya que me dijo que esos 15 días de prueba tendría alojamiento y comidas. Y aquí es donde empieza el esperpento: salimos de la oficina, vamos a las afueras de León, llegamos a una casa que tenía el que sería mi jefe, y me dice que espere un poco. Cual fue mi incredulidad cuando se puso a segar su jardín. Ya eran las 21:00 y yo esperando. Salimos de allí en dirección a unas plantas solares, pensé que sería para mostrármelas (ya que el trabajo era sobre ellos), pero no, era para buscar a sus hijos que estaban jugando. Eran las 22:00. Entonces me dice que me lleva a mi alojamiento¡a 20km de León! Llegamos alrededor de las 22:30y ¡menuda sorpresa! Mi alojamiento era una cabaña perdida en un bosque al lado de un río, sin más luz que la propia luz de la casa, absolutamente sucio, sin toallas, sin papel higiénico, las camas sin sábanas, y digo camas, porque eran dos colchones andrajosos situados en un altillo. La casa por no tener, no tenía ni cobertura para hablar por móvil, así que imagínense el sitio. La cantidad de mosquitos y bichos que había era para verlo.
Llamo a mi jefe y digo que me voy, me viene a buscar y muestra su malestar durante todo el viaje de vuelta a León, llamándome niñato, y con un despecho impresionante va hablando todo el viaje de ya me decían que no contratara jóvenes sin experiencia
Y si aun fuera eso pero es que ni contrato me hizo. Un día de trabajo y ni Seguridad Social ni nada. Y por supuesto ni me pagó el día trabajado ni nada. Me dejó en la estación y adiós muy buenas. Me busqué un hotel, y me vine al siguiente día en tren.
Sinceramente, ¿merece la pena llegar a un sitio a trabajar y encontrase con esto? Sí que hay crisis y hay que agarrarse a lo que sea, pero si hay que agarrarse, prefiero agarrarme a un clavo ardiendo que a eso.
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