Homenaje a un impulsor del fútbol femenino
En memoria de Tote, nuestro padre en el fútbol femenino y una gran persona. Hoy el fútbol femenino está de luto, llora el balón, porque se ha ido para siempre una de las primeras personas que apoyó e impulsó el fútbol de mujeres en Asturias. Les hablo de últimos de los ochenta y principios de los noventa. Tiempos duros, difíciles, en los que no había ningún apoyo. Yo le conocí hace 28 años, cuando me embarqué en el proyecto que él conducía: el Femiastur, nuestro equipo del alma. El primero que hubo con ese nombre. Mi primer equipo en el fútbol femenino. Los primeros partidos en el campo de La Colonia. Aquellas ligas con el Tradehi, el Racing, Olímpicas de Figaredo, Albéniz de Pumarín, Huracán de León, Puente Castro... Qué buenos tiempos y cuánto los echo de menos. ¿Sabes, amigo, por qué los echo en falta? Porque gracias al fútbol conocí buena gente, gente con la cual, a pesar del paso del tiempo, mantengo contacto y nos encanta recordar esos momentos. No había dinero, tú y la directiva -el Muralla, el Negro, el Chispa, nuestro presi- lo sacabais de debajo de las piedras, nunca faltaba una merienda después de acabar los partidos. Me acuerdo de Los Calderones. Aquellos viajes a León por el Pajares, en coche. Lo felices que íbamos a entrenar y a jugar, aunque siempre perdíamos. Pero había unión. No teníamos nada, pero disfrutábamos.
El primer partido que ganó el Femiastur creo que fue en San Claudio, contra el equipo de Figaredo, 1-0. Madre mía, no nos lo creíamos. Es que nuestro equipo a veces perdía por goleadas, pero no pasaba nada, ahí estábamos al domingo siguiente con la misma ilusión. Aquellos trofeos de verano, que jugábamos muchísimos. ¿Te acuerdas cuando para jugar uno de ellos te fuiste a buscar a Sandra al pueblo a Galicia? Qué grande eras. Te estoy viendo con tu coleta, tus vaqueros ajustados, la chupa de cuero, el pendiente en la oreja, que tanta gracia le hacía a mi madre. Y a mi padre, que era tan conservador para esas cosas, le caías bien. ¿Recuerdas aquellos cumpleaños en mi casa de Sariego? Eran la bomba. Celebrábamos el mío, el de Sandra y el de Gloria. Menudas fiestas hacíamos en aquella casa. Miguel y tú os escapabais para mi casa a tomar café con mis padres y a catar la guinda casera que hacíamos. ¡Cualquiera nos aguantaba! Nos lo pasábamos de cine sobre todo al intercambiar regalos. Tiempos felices que añoro y nunca olvidaré.
Tenías mal genio, pero un buen corazón. Eras noble. Cuando me rompí el tobillo jugando un partido, nunca me faltó de nada. Revisiones al médico a donde tuviera que ir. Ahí estabais tú o Miguel. Guardo como oro en paño aquella camiseta con el número 8, la primera que tuve. Femiastur, qué gran equipo. Hasta teníamos himno, ¿recuerdas? Qué bueno, eso era cosa de María y de Marta. Y además éramos el equipo más fotogénico. ¿Recordáis, chicas? Lo primero que hacíamos al salir al campo antes de calentar era hacernos nuestra foto. Así, tenemos cientos de ellas. Yo las guardo como un tesoro de una época muy feliz de mi vida. Y seguro que vosotras, también. Bueno, pues éste es el homenaje que modestamente queremos rendir desde esta carta, escrita con el corazón, pero que nos sale del alma, en homenaje a ti, amigo. Lástima que no te lo hayamos hecho en vida, porque te lo merecías. Pero sé que donde estés lo estarás disfrutando y agradeciendo. También quiero que esta carta sirva de homenaje a nuestras familias, por apoyarnos en aquellos momentos, por ir a vernos jugar, a toda la gente que jugaba en aquellos equipos de nuestra Liga, directivos, presidentes, gente que ya no está. Principalmente, a ti, amigo, porque nunca te olvidaremos. Y hablo en plural porque también es un homenaje del y para el Femiastur. Pues ahí vamos y espero no dejarme ninguna olvidada: Gloria, Marta, María, Sandra, Anelis, Yolanda, Moki, Chefi, Rebeca, Cuchi, Cova, Desi, Isa, M.ª José, Ana, Mónica y una servidora, en memoria de un buen hombre y mejor persona.
Descansa en paz, amigo.
Rosa Feito Parajón
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