Caza práctica sin muerte en Somiedo
Estos días llegó a mis manos la revista que el CCB (Club de cazadores de becadas) envía a los socios. La sección «Competiciones» se inicia con el titular «Cadí 2008» y se lee: «Como ya viene siendo habitual [...] al igual que el año pasado ha tenido lugar en el parque natural del Cadí-Moixeró». Esto se refiere a la competición de caza práctica sin muerte que en dicho parque realizó el CCB. Leer el artículo reavivó la idea que tuve en su día de exponer públicamente mi disconformidad con lo sucedido el pasado agosto, cuando en el diario LA NUEVA ESPAÑA se publicó un artículo donde se criticaba la iniciativa de la delegación del Setter Club en Asturias para realizar lo mismo, el último fin de semana de agosto sobre perdiz, en la reserva regional de caza de Somiedo, a la que pertenece el parque natural del mismo nombre. Estaba firmado por L. M. A. (Luis Mario Arce) y otra persona que desconozco. Como consecuencia de ello y sin abundar en otras razones de personas que desde la sombra ejercen presión, se consiguió que dicha competición no se realizase, alegando «estrés» para perdices y urogallos por utilizar detonadoras. Esto creó polémica y fue mal interpretado por algunas personas vinculadas a la conservación y que dio lugar a confusión a muchos bienintencionados, pues los otros, los que publican algo así con la intención insana de confundir y torpedear iniciativas de otros tienen un nombre sobradamente conocido.
Lo primero, quiero aclarar que la función de la detonación es comprobar que el perro no tiene miedo a los disparos, y no lo transmitirá a su posible progenie y, a su vez, la excelencia de su adiestramiento ya que tras la muestra y detonación no debe moverse ni perseguir la caza, pues sería eliminado.
Puesto que considero que en materia de parques y conservación cualquier región española es igual a las otras, no veo porque en Cataluña sí y aquí no se puede realizar una prueba de estas características.
Con anterioridad a la prueba, estaba previsto hacer un censo de perdiz en estas zonas que arroje algo de luz sobre la población y cría de la misma, y al realizarse en época temprana se pueden distinguir bien los pollos de los padres, pues estos grupos familiares se unen a otros cuando se igualan los individuos, formando los bandos que duran hasta la próxima primavera, y dan idea del número de individuos, pero no indican como criaron las perdices, lo que sin duda es un dato importante.
Como sabrá el señor Arce, los censos de polladas de urogallo se realizan con perro de muestra, pues no existe otro método mejor de localizarlos, y se realiza en esas fechas produciendo el mismo estrés al que él se refiere, mínimo si se compara con los anillamientos donde sí se capturan y manipulan los animales, y no les pasa nada por ello.
En el hipotético caso de que se encontrara una urogallina con pollos, en estas zonas donde no se tiene noticia de su existencia, se pasaría el dato a la Administración a sabiendas de la importancia del mismo y, lejos de ser un problema, sería algo para felicitarnos todos.
Estas aves están sometidas a estrés desde que nacen y me consta por los muchos años de experiencia que cuando se perrean de pollos se defienden mucho mejor de los zorros y otros predadores que, a diferencia de los perros, que sólo «muestran», tienen otras intenciones.
Se citan en dicho artículo las zonas CEPA (zona de especial protección para las aves), es conveniente aclarar que, según la ley de Patrimonio Natural y Biodiversidad, refuerzan la protección de los ecosistemas y la diversidad biológica española garantizándole ejercicio de la caza y otras actividades conforme a los requisitos legales que establece la Unión Europea y el Ordenamiento Jurídico Español.
La normativa estatal sólo prohíbe la caza en los parques nacionales, aunque en este caso no se pretendía cazar.
Si se lee la directiva de 79/409/CEE se ve que intenta asegurar la protección de todas las aves que viven en estado silvestre, mediante la protección, restauración y creación del hábitat necesario para que sus poblaciones puedan persistir a lo largo del tiempo, así como regular las prácticas de captura y comercio de aquellas especies tradicionalmente consideradas como cinegéticas, pasando a crear la red Natura 2000. En las CEPA se pueden llevar a cabo todas aquellas actividades que no perjudiquen a las especies que la constituyen, promoviendo actividades agrarias, ganaderas o forestales y la actividad cinegética regulada, así, son zonas prioritarias para la recepción de ayudas y financiación comunitaria, mejorar la gestión y su explotación sostenible, etcétera. Con todo esto, cuando se creó el parque de Somiedo y, con él, los demás, que son copia de éste, se prohibió, pues regulada ya estaba por ser reserva de caza, la caza menor. El hábitat del que gozaban antaño las perdices se fue perdiendo y éstas sufren el lógico declive por tener que adaptarse a los cambios, así, la perdiz roja abandona los fondos de valle y compite con la pardilla a la que desplaza. Mientras, se recogen las ayudas, Fondo Social Europeo, de Desarrollo Regional, «Leader», «Life», etcétera. Se colocan vallas de diseño, se abren y hormigonan pistas en contra del PRUG de los parques, se desbroza como en Leitariegos cuando las especies están criando, se llena el monte de paneles explicativos, centros de interpretación, etcétera, pero ni un punto en la recuperación de los terrenos para que ambas perdices se recuperen, como no se cazan a nadie le interesa.
Ustedes se limitan a comunicar cuándo ven alguna, cuántas, dónde y nada más, jamás intentaron canalizar algo de ese dinero a lo que realmente hace falta, la agricultura hace tiempo que desapareció y los ganaderos con las subvenciones acomodaron lógicamente su actividad a la nueva situación que, unida a la falta de jóvenes, tiene como resultado un mayor abandono de las praderías de siega de montaña que era el hábitat en ese parque, pero no dudan en rasgarse las vestiduras para protestar por una actividad que cumple todos los requisitos legales como la que más, alegando estrés y molestias a unas especies que desde que nacen viven estresadas porque ocupan el espacio más bajo en la pirámide ecológica y, en ellas, es algo natural.
Sí sería deseable que se realizase en fechas más tardías, pues las perdices están más hechas y fuertes, y la prueba ganaría en calidad, mientras usted, señor Arce, puede seguir diciéndonos cuándo llegan y se van los vencejos de Oviedo o en qué portilla se posó una abubilla por lo que le seguiremos estando muy agradecidos.
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