Jovellanos, un magnífico contertulio y no como estos
Es lo que hoy falta. Se habla se chilla. Los tertulieros hablan a voces. El buen castellano nunca fue gritón pero nos ha venido ese remedo tan inglés de aquellos celtas salvajes y muy de mi Asturias porque había que hablar a voces para entenderse de valle a valle. Pegas más voces que un vaqueiro. Esos, sí. Les asistía todo el derecho de la majada y del canto del romance de la "Loba Parda" o el del "Conde Flores".
Cuando éramos fronterizos: aquí los cristianos, allá los moros, acullá los judíos, cada mochuelo a su olivo y cada oveja con su pareja nos iban las cosas mucho mejor. Hoy andamos todos revueltos y confusos con esto de la globalización, por eso la gente eleva tanto el diapasón, será que están nerviosos, todos hablan, nadie escucha.
Gracián se hace lenguas de los beneficios anímicos y terapéuticos que tiene echar un párrafo con un amiguete y Jovellanos que era muy amigo de los chigres y de los cafés asturianos hoy tan degenerados (entras en cualquiera de estos establecimientos y allí te encuentras a la parroquia, hipnotizada con la cara vuelta para el receptor.; en la pantalla aparece, radiante, la Mariló melena al viento... ¿quién tapará su lindo bujero... dios? y el personal pasmado y mirandón) decía que los chigres cumplían una función sagrada como templos de la conversación . ¿Qué le pasa a la gentes?
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