¿Otro alcalde ovetense enamorado de Bilbao?
En 1982 la ciudad de Oviedo, por entonces en las manos (o en los pies), del peor regidor de Vetusta desde los tiempos de Alfonso II, Antonio Masip, y en un alarde de falsa hiprogresía, quiso darle un revolcón a las fiestas sanmateínas, con la importación desde Bilbao de los barracones que llamó chiringuitos. De esta forma, adjudicó las mejores postas a sus amiguetes de la izquierda extrema ovetense (Movimiento Comunista, Liga Comunista, Partido Comunista y Partido Socialista), quienes muy cobardes, hasta hoy, jamás exhibieron en dichos barracones, sus anagramas políticos. ¿Alguien se imagina que, su sucesor en la alcaldía Gabino de Lorenzo, hubiese adjudicado otros tantos chiringuitos a sendos partidos de la derecha y de la extrema derecha?. Estos barracones son un atentado a la hostelería ovetense, acuciada de impuestos, y más impuestos, 365 días al año, frente a la intromisión de dichos barracones políticos, cuyos ingresos no figuran en declaración alguna, ni fin lícito conocido.
Pues bien, por si fuera poco, ahora el alcalde ovetense, bachiller Iglesias Caunedo, hace público, sin pudor alguno, su flechazo con la ciudad de Bilbao, de que quiere plagiar todas sus virtudes y servicios. Y lo hace aduciendo que, dicha ciudad ha reverdecido su paisaje, abrillantado su ferruño, oxigenado su cielo, y convertido en cristalino el caudal de su ría.
Y es que, por más que lo intento (en los últimos meses he visitado dos veces la ciudad bibaína), no veo la más mínima referencia que, me haga pensar en Bilbao para el avance de nuestra ciudad ovetense en el siglo XXI. Es más, este flechazo repentino, más propio de un quinceañero que de un regidor municipal, y teniendo en cuenta el mes en que nos encontramos, nos recuerda más el peligro del viento de les castañes, que otra cosa.
Las tropecientas hectáreas a punto de quedar liberadas en los solares del antiguo hospital, y de la fábrica de armas, tienen una peculiaridad que, en modo alguno precisan la referencia bilbaína, y mucho menos, los envíados vascos que, estos días flirtean con nuestro alcalde Caunedo con intenciones más que sospechosas. Tal parece como si quisieran aprovecharse de este flechazo, para atajar con fines nada honestos. Asturias cuenta con un elenco de profesionales, arquitectos, urbanistas, historiadores, etc., capaces de contribuir por sí solos al desarrollo de nuestra ciudad, y todo ello, claro, sin perjuicio de la consideración del propio funcionariado municipal, a quien el bachiller Caunedo parece despreciar. Un conjunto de profesionales de altura, a cuya estatura, a lo que se ve, no llegan los políticos municipales ovetenses.
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