Decisiones sin competencias
Sería más oportuno que la Vicepresidenta se ocupara de otras cuestiones sin resolver, antes que pedir al fiscal que recurra la sentencia de los regalos de "El bigotes"
En estos días, tras conocerse la sentencia del TSJ de Valencia, en relación con un presunto «obsequio» al presidente de su Gobierno por un tal «Bigotes» o su agencia al servicio del PP, gran parte de españolitos pensamos que Tribunal alguno ha de legislar al servicio de un Gobierno central o comunal de turno, ni que una vicepresidenta del Gobierno –por muy admirable que sea en muchos conceptos– pueda exigir al fiscal General para que insista ante el Tribunal Supremo, para que revise el caso...
Ignoro si tal «intromisión» es no procedente, pues tal consideramos la intervención de nuestra VP 1 (?) para que se revise el caso, no sabemos si por iniciativa propia o del mismo presidente del Gobierno, precisamente en vacaciones. Pienso, como cientos de miles de ciudadanos españoles, incluso no militantes del PSOE, que tal iniciativa pasa de castaño oscuro. El tiempo dirá si esto es así y si doña M. T. se ha pasado, pues, por otra parte, no creemos que el regalo de un terno o ternos, que incluso, al parecer, se abonaron en su momento o se devolvieron por su mismo destinatario, nunca podría llegar a una sanción que pasase del valor neto de tales prendas, opine lo que opine nuestra VP 1, con cuya iniciativa (?) quizá pudo poner en evidencia al señor Rodríguez Zapatero.
Hacemos por vivir, superada la dictadura franquista, con un Gobierno democrático monárquico, sin que se haya sometido a referéndum, y conociendo numerosas corruptelas que han proliferado en sus cuatro gobiernos, con independencia todo ello de que vivamos con una Constitución ya desfasada y, más todavía, bajo una monarquía que, tras conocer cuatro convocatorias alternantes de Gobierno, permite que nuestros Príncipes de Asturias vivan tal situación, sobre todo, si suman otro hijo de distinto sexo a su actual descendencia fuera lo que Dios quiera, pensamos más oportuno que nuestra admirada VP 1 se ocupase de tal cuestión, así como en la efectiva unidad del Reino como Monarquía constitucional, la punición de toda corrupción y separatismo, e incluso delitos que supongan, por su machismo de siglo, desafueros sexuales y otros componentes –incluso permitidos por otros miembros de la Comunidad Europea–, así como un reparto más equitativo de contribuciones, tasas y donaciones en las 17 comunidades autónomas, a la vez que el dictado de una legislación contraincendiaria de la que carecemos desde siempre, tan mortífera, quizá, como la misma ETA.
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