Asturias existe

15 de Octubre del 2014 - Alfonso Álvarez Benavides (Oviedo)

Quede de antemano claro que mis opiniones son personales y seguramente equivocadas, carentes de todo ideario político. Aunque de familia de comerciantes de derechas del valle de Turón, milité activamente en un partido político y en su sindicato hermano, con responsabilidades durante varias legislaturas en el Gobierno del Principado de Asturias.

En mi opinión, no existe la Asturias que heredamos de nuestros mayores, aquel paraíso industrial que atraía a las cuencas mineras a familias de obreros de toda España, incluidos nuestros vecinos y hermanos de sangre portugueses, y que con su esforzado trabajo generaron una inercia que hizo florecer a la adormecida Vetusta, ensimismada en los tiempos de Leopoldo Alas, "Clarín", y consecuentemente al resto de la aldeana Asturias.

Aquellos trabajadores que con sangre, sudor y lágrimas extraían el carbón de chamizos y pozos, con las pestañas ennegrecidas después de salir del pozu, por un salario que les compensaba de los míseros salarios de sus regiones de origen o del fantasma del paro. Todo ello propiciado por la tecnología y capital de vascos e ingleses, quedando su famoso ferrocarril del Vasco para llevar el carbón desde las cuencas a los puertos de Gijón, Avilés y Soto del Barco, que vertebró y llevó el progreso a toda Asturias y la comunicó con nuestra vecina Cantabria. Aquellos trabajadores de la industria pesada del acero, Fábrica de Mieres, Ensidesa y otras con menos renombre. Aquellos aldeanos que con cuatro vacas, unos gochos, unes pites, unos conejos y poco más salían adelante. Aquellos trabajadores de la mar que con chalanos, lanches de remos o con motoras y sin infraestructuras subían y bajaban desde la mar a les piedres y explanadas, todos los días, aprovechando la pleamar, y rezando a la Virgen del Carmen o a San Roque sus mujeres, para que volviesen sanos y salvos con el pescado fresco para venderlo en las villas o en las aldeas para cambiarlo por productos del campo. Aquellos trabajadores del comercio, como los de mi familia, que en almacenes de ultramarinos, tiendas, chigres, almacenes de coloniales, que ni tenían vacaciones ni cerraban. Aquellos trabajadores de todos los oficios que con sacrificios y sin lujos sacaban a su familia adelante y si lograban que sus hijos estudiasen, pues mejor que mejor.

Esa Asturias existió "no hace siglos"; ahora no, está desdibujada, sin empuje, cansada y al borde de tirar la toalla.Los nietos de aquellos orgullosos asturianos, si estudiaron, emigran; si no se formaron, están en el paro o en empleos basura. Y me pregunto quiénes son los responsables de esta situación. Pues bien, todos los asturianos, no sólo los hegemónicos partidos democráticos, que se cimentaron en el fango de la dictadura y, claro, sin buena cimentación las paredes se agrietan y en ésa estamos.

Con esto solamente he visto que la izquierda hegemónica, desde sus despachos públicos y de partido se ha bunquerizado y además de gestionar los intereses públicos defienden sus intereses personales, en una lucha cainita por el poder. Olvidándose de sus compromisos y responsabilidades de gestión ante los asturianos; despilfarrando cuantiosos fondos europeos de cohesión; laminando la agricultura, la ganadería, la pesca, el comercio de minoristas, ante la presión de las grandes superficies, sin compensación alguna; desmantelando la industria de los astilleros, la industria auxiliar y el paradigma industrial de la minería del carbón, Hunosa; cerrando pozos a perpetuidad, con importantes reservas energéticas, inundándolos de agua; construyendo polígonos industriales sin industrias, "paseos del colesterol", parques y jardines en escombreras, innumerables museos, desde el de la minería al del calamar; ejecutando obras faraónicas como El Muselón, sin posibilidades a medio plazo, donde se recibe a los cruceros de lujo con chiringuitos como los de los mercadillos, y, claro, cuando los turistas ven en su gran explanada pilas de carbón, cagadas de gaviotas y que las lagartijas se aposentan en las grietas de sus diques, pues echan a correr a la mayor brevedad posible. Y todo ello con el beneplácito de sindicatos de clase obrera liderados por sindicalistas iluminados.

También he visto que la derecha democrática, la patronal, la banca, salvo por intereses propios, pasan olímpicamente de esta situación.

Y con este subjetivo panorama, ¿qué hacemos? Pues no resignarnos, exigirles a los políticos y sindicalistas de clase eficacia en la gestión, que no se miren el ombligo, que se arreglen como quieran. A la patronal, que se arriesgue y mime a sus trabajadores. A la banca, que dé facilidades a pymes y particulares; en definitiva, que auxilien a esta Asturias que se está desangrando, y si no saben hacerlo, pues que se marchen a su casa a descansar.

Y si no hago públicas estas reflexiones reviento, y, claro, eso sí que no. Si en algo he ofendido, pues pido disculpas.

Alfonso Álvarez Benavides

Oviedo

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