Un año después
Acaba de cumplirse el primer aniversario de la terrible tragedia de Lampedusa, el naufragio de una barcaza con más de quinientos emigrantes a bordo, de los que 368 fallecieron ahogados, a solo media milla de la isla más meridional de Italia.
Las imágenes dantescas de entonces, con los cadáveres alineados en cobertizos, perviven en la memoria y nos recuerdan una dolorosa realidad a la que Europa no ha dado aún cumplida respuesta.
Por aquellas fechas, en estas mismas páginas de LA NUEVA ESPANA, escribíamos: "Puede decirse que este islote siciliano es una de las señales que marcan la distancia entre el primer y el tercer mundo, pero sus gentes entienden muy bien al que emigra. No tan bien lo hacen los políticos. En un pasado muy reciente alguno dijo que habría que hacer zozobrar las pateras de los que llegaban, a ver si así cambiaban la idea. Nosotros, por el contrario, creemos que ante la inmensa pobreza que aún se sigue descubriendo, cualquier viaje a lomos del mar resulta un pequeño obstáculo".
Hay dos datos altamente significativos: las llegadas ilegales al continente de inmigrantes refugiados procedentes de la miseria, de la persecución, de los conflictos políticos y las guerras --principalmente se Siria, Libia y Eritrea--, se han triplicado en este año. Por otro lado, el Mediterráneo se erige como la región con más mortalidad provocada por los viajes clandestinos. La Organización Internacional para las Migraciones (OIM), las calcula en 22.000
Después de esta catástrofe de Lampedusa, Italia puso en marcha de salvamento marítimo que consistía en unas patrullas preventivas en el peligroso canal de Sicilia, que han logrado rescatar a más de 100.000 personas. Mas el elevado coste de la operación ( 9 millones de euros mensuales) y la falta de apoyo efectivo del resto de Europa, está empujando a los italianos a sopesar el abandono d esta ayuda humanitaria.
Desgraciadamente, un año después siguen latentes los problemas de fondo. Y nos preguntamos, ¿hasta qué punto, los países fronterizos con África, deben hacerse cargo en solitario del problema? ¿Cuándo va a existir una acción europea conjunta, con mayor planificación, persecución de las mafias y prevención de las causas?
Pero hasta que ese momento llegue, si es que algún día llega, el Mediterráneo seguirá siendo un mustio mar trágico, siniestro y asolado.
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