La inexplicable influencia política de Fernández Villa
Me considero un asturiano normal observador de la vida política de mi tierra. Y hay cosas que no entiendo al hilo del "affaire" de Fernández Villa.
Secretario general de un sindicato, en el apartado minero, ¿no? El sector de la minería llegó a tener –tirando de largo– 30.000 trabajadores. No todos estarían afiliados sindicalmente y no todos lo estarían con la UGT, máxime con la considerable implantación de CC OO...
Vamos a ser generosos, que la UGT tuviera una afiliación de 15.000 mineros. Consecuentemente, y en lo político, 15.000 votos "a manejar". Con ellos se podría decidir sobre los ayuntamientos de las Cuencas, vale, pero ¿y qué más? Aparte de conceder que se pudiera mandar y mangonear –obviamente– a todo lo ancho en Hunosa. Pero ¿qué más...? ¿Influir decisivamente en el PSOE asturiano, en la FSA y, como consecuencia, decidir sobre el Gobierno del Principado (quitar y poner presidentes, según se vino dando por hecho), en el Parlamento regional, en Cajastur, etcétera, y llegando a imponer su nombre como diputado regional y senador...?
¿Hasta ahí llegaba la influencia de sus hipotéticos 15.000 votos? De verdad que no lo entiendo. Salvo que le tuviesen miedo. Pero ¿miedo de qué? O que le dejasen hacer porque daba voces y arrollaba... No parece serio tampoco.
Comprendo que mi reflexión es un tanto simplista, simplificadora en exceso, y que la realidad ha de ser mucho más compleja. Pues a ver si un cerebro político asturiano lo explica a fondo para que lo capte la simpleza de numerosos asturianos, que me consta que son incapaces de entenderlo desde fuera del mundillo político. Nuestras elucubraciones no llegan más allá de estas reflexiones tan elementales y simples: naturales en puridad.
Alberto Fernández Rey
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