Qué pena
Lo que nos faltaba. Casi todos los políticos, ladrones y corruptos. Y ahora también el líder del SOMA, UGT, José Ángel Villa, tantos años luchando por la minería que mucha gente creía en él y ahora nos sale con éstas. Qué pena, a estos señores yo les recomendaría que hicieran un viaje a la India o al Nepal y vieran cómo viven allí personas como nosotros, que no tienen nada. Viven en la más absoluta miseria; pero esas personas, con todo eso, son felices. Si tienen una manzana, la venden para pasar ese día y mañana Dios dirá; no se preocupan por tener más. Y a estos señores, que tienen un buen sueldo y un montón de privilegios, todavía les parece poco. Que quieren más. Y yo les digo: ¿cuántas vidas tienen pensado ustedes vivir? Si para vivir no se necesita tanto. Este servidor que escribe, yo, siempre dije a mis amigos: soy el más rico del mundo porque siempre me conformé con lo que tenía. Si había poco, era feliz; y si tenía mucho, lo mismo. La mayoría de las veces la avaricia rompe el saco. Y eso te ha pasado a ti, Villa, que no sé si te acordarás de mí, pero te voy a refrescar la memoria.
Yo soy aquel maquinista, pequeñín y muy delgado con cara de neno, porque no aparento la edad, que peleó tanto en La Camocha para que quitaran los benzoles, aquellas máquinas que llenaban las galerías de humo y que a veces, cuando el tren iba cargado, entre la arena que se echaba para que no patinase y la máquina tirase más, nos costaba respirar.
Me enfrenté muchas veces a la jefatura, e incluso a los que venían de Minas para hacer la revisión, que a uno de ellos le dije en sexta planta que sólo venían hacer la pantomima y no solucionaban nada y mis compañeros y yo teníamos que aguantar el problema, y los humos con lo malos que eran, así un día y otro. Más de una vez hablé contigo en el chabolo, que era como se llamaba el local del sindicato.
Contigo, Villa, nos pasó de todo cuando vino la prejubilación firmasteis que el 22% lo pagaba la empresa, y después de firmarlo lo negasteis y dijisteis que no teníamos derecho, tanto la UGT como CC OO, os vendisteis al patrón y nos dejasteis tirados. Incluso cuando cogimos un abogado pusisteis palos en las ruedas vosotros y el patrón para que no ganásemos. Incluso compañeros se reían de nosotros cuando nos manifestamos en Gijón y en Oviedo y Sama, que una vez salisteis en la plaza de la Salve delante de la sindical y salieron tus perros a desafiarnos para defenderte a ti, incluso uno del pueblo donde vivo. Y nosotros íbamos a defender lo que por ley habíais firmado y no quisiste defender.
Pero dentro de lo malo, tuvimos suerte, y dimos con un graduado social y su equipo, un tal Juan Sánchez de la Cruz y ganamos todos los juicios, lo que os jodería bastante a ti y a los de CC OO con Mino a la cabeza. Yo cobré todo lo que me debían, pero muchos compañeros no lo cobraron todo, entre ellos un hermano mío, porque la empresa cerró. Bueno, la empresa no, el laboratorio que teníais los sindicalistas allí montado para colocar a muchos vagos de Hunosa que cobraron la subvención en Hunosa y después se colocaron en La Camocha para coger buenas categorías.
Villa, ¿te acuerdas del último encierro que hubo en La Camocha, que todo fue un circo y bajasteis a la mina para sacar a los mineros y cuando salisteis con todos los compañeros disteis un mitin y dijisteis por lo de Sama que nadie venga a mi casa a llamarme hijo de puta?, ¿qué nos quedaba? si lo que firmasteis no lo defendisteis, y que ahora había no sé cuantos millones para los prejubilados de mina La Camocha, los verías tú, porque los prejubilados no los vimos.
Ahora sabemos dónde están esos millones: parte los tienes tú, ahora te han descubierto, y te haces el malo, que estás enfermo y no das la cara...
Por una vez sé honrado y sal y da la cara y di que la avaricia te cegó y no viste más allá.
Porque no dejo de valorar que algo también hicisteis por la minería y sus mineros. Fueron muchos años...
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