A Roberto Morán Crespo, de Figareo, más conocido por sus vecinos como "El Chato"
No quisiera caer en el tópico de siempre del día de las alabanzas, pero, como dice la canción, algo nos queda en el alma cuando un amigo se va. En este caso nos queda tu simpatía, tu sonrisa y también tu bondad. Siempre tenías algún chiste o anécdota graciosa que contar y nos hacías reír, y al mismo tiempo tú también lo celebrabas con la sonrisa que te caracterizaba. Todos los días tenías algo nuevo que contar, agradable y sin crítica a nadie.
Chato, me acuerdo de hace algún tiempo, cuando te trasladabas diariamente desde Figaredo, nuestro pueblín natal, hasta Mieres y te reunías en la sala de espera de la estación de Renfe con tus contertulios, que esperaban con impaciencia que les contaras las anécdotas y chistes de tu cosecha particular. Pero antes, al pasar por Santullano, lugar donde vivo, nos contabas a Julio Moro y a mí tu simpático repertorio. También me proporcionabas quincenalmente un ejemplar del periódico “La Voz de Lena”, con sus artículos en asturiano titulados “La puya del ramu” que, a tu memoria, aún conservo.
Chato, donde quiera que estés, seguro que estarás, como siempre, con tu sonrisa y bondad. Descansa en paz.
Un abrazo de Pepín Flórez.
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