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Pasan los días y el grifo sigue goteando, incluso chorrea

29 de Octubre del 2014 - Luis Carlos Méndez Fernández (Tapaia de Casariego)

Las cloacas de algunas instituciones y políticos que dicen representarnos, no hay fontanero que las arregle. Algunos dicen que esto es gasolina para otras agrupaciones políticas. Es probable. Pero a mí por mucho que algunos medios y políticos quieran amedrentarnos, no me dan más miedo del que producen los representantes actuales. Lo que yo pienso, es que los grandes partidos políticos que llevan alternando en el poder durante tantos años, sin a penas renovarse siempre los mismos- pasean por las instituciones como si fuera su propio cortijo y no tienen el más mínimo pudor, vergüenza, escrúpulo por todo lo que está sucediendo y cuando algo les salpica, reparten la mierda diciendo: el otro más

Ahora que se están acercando las próximas elecciones, pretenden engañarnos una vez más, para lo cual no escatiman en medios, utilizan todo tipo de argucias y nos hablan de su dignidad, diciendo que son unos pocos los corruptos, se miran de reojo unos a otros para ver si expulsan alguna oveja negra para reafirmarse en que su agrupación funciona correctamente, es democrática y en ella no tienen cabida esas prácticas corruptas.

La percepción de la sociedad o al menos la mía-, es bien distinta, ya no nos podemos creer gran parte de sus soflamas. El gobierno, lo sigue haciendo al dictado de los intereses de las grandes compañías, sin tener en cuenta las necesidades del ciudadano de a píe. La supuesta democracia interna de los partidos no es tal. Estos controlan y manipulan algunos medios de comunicación y sus estrategias van casi siempre encaminadas en la misma dirección: denostar al adversario político, en vez de ser positivos y plantear las soluciones que la sociedad demanda en el momento actual, que conduzcan a un reparto de la riqueza más justo y equitativo, eliminando las crecientes desigualdades económicas y sociales que se han producido en los últimos tiempos. Lo único que han conseguido es dolor, tristeza y sufrimiento compartidos por una inmensa mayoría.

Está visto que sólo les interesa el poder, caiga quien caiga. Algunos incluso ponen en duda la justicia, pues cuando no les trata todo lo bien que desearían, también sueltan por ahí.

Sí, a la justicia hay que dejarla actuar y darle toda la independencia que se supone debería de tener, que no la controlen los gobiernos y que los nombramientos de sus cargos no sean controlados por los políticos.

La corrupción, dentro de las instituciones y partidos políticos, está en muchas personas, siendo a veces ejercida en beneficio propio y otras también en beneficio de sus compinches, amigos, empresas y de los partidos a los que de alguna forma representan y que les hicieron medrar. En este punto pretenden cerrar casos, nombrando un chivo expiatorio o cabeza de turco y así hacernos creer que no había nadie más, cuando los indicios apuntan todo lo contrario. Insisto, dejemos que la justicia (aunque en ocasiones no es igual para todos) cumpla su cometido sin ningún tipo de cortapisa.

Últimamente, algunos políticos, dicen querer llegar a un acuerdo anticorrupción. ¿Qué es eso? ¿De qué se trata? Vergonzoso. Se supone que ya hay leyes -aunque manifiestamente mejorables-, que prohíben robar, extorsionar, prevaricar, blanquear capitales, etc, en definitiva, delinquir. El único acuerdo posible, es respetar y hacer cumplir las leyes (eso es intrínseco, no hace falta acordarlo) y cambiar o mejorar las que proceda. El problema es que llegados a este punto, pero ya desde hace bastante tiempo, nos damos cuenta de que algunos de los que están ahí, hasta alcanzar ese puesto o cargo, tuvieron que ser verdaderos trepas, sin ningún tipo de escrúpulos y carentes de los más mínimos valores éticos tanto a nivel individual como social.

Señor Rajoy: el indignado soy yo, pero ya desde hace bastante tiempo y también comparto la indignación con millones de españoles, muchos de ellos además votantes suyos a los que engañó en las elecciones (pues muy poco hizo de lo que prometió en campaña e incluso a veces lo contrario). La inmensa mayoría de españoles, no es corrupta, pero Vds. gobiernan para todos los españoles y además deben legislar y controlar más y mejor el gasto público, en el sentido de que los cargos públicos, los políticos, los que manejan el erario público, no puedan tener recovecos, entresijos o hacer atajos que puedan facilitar adjudicaciones o tratos de favor con las consiguientes contraprestaciones que todo el mundo sabe quien paga al final. En ese sentido, sean tan coercitivos salvando las diferencias- como lo fueron con la polémica ley de tasas judiciales o con las sanciones de tráfico, las cuales verdaderamente no suponen un trato de igualdad para todos los españoles.

Desde hace varios años, somos testigos de multitud de casos de corrupción de grandes magnitudes, que afectan al ámbito de los partidos políticos, sindicatos, entidades financieras, personas supuestamente honorables y un etcétera, que deberían sonrojar hasta a los ladrones. Paraísos fiscales donde fluyen fortunas de muy dudosa procedencia, puertas giratorias a consejos consultivos, a consejos de administración de grandes empresas, etc.

En ocasiones se actúa con una prepotencia, una arrogancia, una soberbia, que nos da vergüenza ajena, sin importarles el mal que se puede causar a las personas. Se me ocurre la reciente gestión llevada a cabo en Madrid con el caso del Ébola. No se puede ser más inhumano y cruel con una persona que está arriesgando su vida por los demás, ni se puede dar una imagen tan deleznable como lo hizo en algunas de sus intervenciones del Consejero de sanidad de dicha comunidad, que queriendo echar balones fuera, sin ningún tipo de moralidad, insultó además de a la paciente, a todo el género humano.

Desterremos de una vez por todas esas culturas instaladas en ciertas instituciones del todo vale e instauremos una democracia más real en la cual todos nos sentamos representados.

Los valores de las personas, se adquieren con una buena educación, tesón, esfuerzo, recibiendo conductas ejemplares y de honradez. Fomentemos la educación, la cultura y la tolerancia, siendo totalmente intransigentes con la injusticia. Seamos honestos, generosos y más solidarios, sobre todo en estos momentos en que hay tanta gente necesitada.

Si hay que ser más austeros, que sea donde menos duele a la sociedad, que no menoscabe los logros sociales alcanzados, protegiendo a los más débiles y manteniendo como prioritarios la educación, la sanidad y los servicios sociales.

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