¿Cambio climático o cambio en el patrón estacional?
28 de octubre y de nuevo 28 ºC de máxima en Euskadi. Lo mismo ocurre en Santander y en casi toda la cornisa cantábrica, incluida Asturias. Sigue sin llover con continuidad. Los meses de septiembre y octubre se han comportado meteorológicamente como meses plenamente estivales. El anticiclón subtropical sigue con nosotros, luce el sol y el frente polar aún no nos ha visitado. Toda Europa Occidental registra temperaturas por encima de la media. El extremo de la anomalía positiva se está dando precisamente en la península Ibérica, con valores entre 3 ºC y 5 ºC por encima de la media. Especialmente llamativo es el caso de las máximas que se sitúan en el norte peninsular muy por encima de los valores medios de la serie histórica. Así lo corroboran los datos de AEMET. El año pasado ocurrió algo similar, aunque no tan marcado. Habrá que seguir atentos a la evolución en los próximos meses y años porque quizás estemos viviendo un importante cambio en el clima de estas latitudes. Y no estoy hablando estrictamente de calentamiento. Yo soy de aquellos que creen que efectivamente se está produciendo un calentamiento a nivel planetario, pero mi idea del calentamiento global se aleja mucho de los pronósticos apocalípticos de algunos científicos. El calentamiento de origen antropogénico que hemos experimentado en los últimos 30 años apenas llega a 8 décimas de grado. Aunque esto a nivel climático lógicamente tiene y tendrá sus consecuencias, como el deshielo estival de gran parte de la banquisa ártica, aún estamos lejos de los augurios catastrofistas que hablan de una importante subida del nivel del mar que inundaría zonas habitadas provocando migraciones masivas, etc etc. El planeta tiene sistemas de autorregulación y no creo que en este siglo lleguemos a tanto. Sin embargo, lo que si vengo comprobando en los últimos años, al menos en el norte y nordeste de la península ibérica (latitudes medias del hemisferio norte si extrapolamos), es una tendencia a veranos de aproximadamente 5 meses ( junio-octubre) e inviernos de otros 5 meses ( diciembre-abril). La primavera quedaría reducida a groso modo al mes de mayo y el otoño al mes de noviembre. Es decir, pasamos del tiempo veraniego al invernal y viceversa en apenas un mes. Es aún una teoría sin mucho fundamento, ya que es necesario observar la evolución del tiempo en los próximos años para verificar si realmente existe un nuevo patrón estacional o ha sido algo aislado y momentáneo, pero quizás cuando nuestros nietos estudien geografía y clima, los libros de texto ya no hablen de 4 estaciones bien diferenciadas en nuestras latitudes, sino de dos estaciones largas y dos cortos períodos de transición. Al hilo de lo anterior, con la llegada del mes de noviembre, la próxima semana llegará el tiempo otoñal a la península ibérica y parece que por fin entraremos en esa transición hacia el invierno con las primeras nieves en cotas de unos 1500 metros en Asturias.
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