La mayor enfermedad humana: la avaricia
Nada tiene importancia hasta que te ocurre a ti. Esto es lo que se puede sacar en claro de todo lo ocurrido estos días con la llegada al Primer Mundo de una enfermedad que para muchos parece nueva, pero que se lleva cobrando vidas desde hace casi cuarenta años en África, el ébola (aunque todo hay que decirlo, no al ritmo actual), lo que muestra la insensibilización que tiene el ser humano hacia el prójimo.
Todo lo ocurrido estas semanas demuestra, a mi parecer, dos cosas. La primera hace cuestionarnos si estamos preparados para afrontar una epidemia a nivel mundial de una forma eficaz y segura, todo lo contrario a las negligencias que se produjeron durante el transporte y el aislamiento (también en la forma de quitarse los trajes especiales) de los misioneros que fueron a África a intentar ayudar a los más desfavorecidos, lo que provocó la infección de la enfermera Teresa Romero, siendo el primer caso de ébola en España. Todos estos acontecimientos han demostrado los fallos en el protocolo para este tipo de casos, demostrando un desinterés por parte de Sanidad, quien debería proponer medidas para corregir estos problemas y difundirlas por todos los hospitales para que sea más efectivo.
En segundo lugar ha demostrado la avaricia que tienen algunas personas. El ébola lleva existiendo desde 1976, pero sólo se encontraba en África. Este gran brote empezó en diciembre del año pasado y hasta que no ha llegado a un país importante a nivel mundial (como es España o Estados Unidos) no se le ha dado ninguna importancia, ni se había empezado a investigar una cura hasta hace dos semanas, y ahora se estima que habrá una vacuna para marzo. Esto es una actitud egoísta que es lo que estamos demostrando con estas acciones. Pero, tranquilos, cuando ya se haya infectado una gran cantidad de personas, las suficientes como para que las farmacéuticas obtengan un buen beneficio, ya pondrán a la venta una cura, porque entonces sí les beneficiará.
En esta sociedad capitalista en la que vivimos, donde todo está dominado por el dinero, las personas somos cada vez más egoístas y cuando se está jugando con la vida de personas hay que priorizar ayudarlas sobre obtener un beneficio por ello, dejar a un lado nuestra avaricia y ser altruistas por una vez, porque una vida vale más que todo el dinero del mundo, ya que sólo tenemos una.
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