La compra de billetes de avión
Cómo conseguir billetes de avión más baratos... Ése es el título de un artículo publicado en este diario la semana pasada. En él se recomienda a la gente que prescinda de los intermediarios, pero... ¿alguien ha pensado realmente en lo que se dice en este artículo?
En primer lugar, se recomienda el uso de diferentes portales de internet (eso sí, sin nombrar ninguno). ¿Acaso no son intermediarios? ¿Piensan ustedes que ellos no cobran por su servicio y trabajan por amor al arte?
En segundo lugar, en caso de tener algún problema con el billete, ¿cómo se puede solucionar? Oh, sí, con los maravillosos teléfonos 902 o, peor aún, 807... Seguro que el cliente que tiene un problema con el billete estará encantado de ver la tarifa de teléfono por llamar a esos baratos números. Y claro ahí llega la otra parte: explicar las condiciones de cambio, reembolso, anulación de los billetes de avión que la mayor parte de la gente no se habrá leído en el momento de hacer la compra. Y tener un problema con un billete no es pensar en catástrofes o desgracias, es equivocarse al escribir el nombre, equivocarse en la fecha, etcétera, o que la compañía te haga cambios totalmente involuntarios y te estropee tu viaje.
Y, por supuesto, para comprar a través de internet hay que tener una tarjeta. Quien más y quien menos ha hecho alguna compra y la confianza quizás ya no es el problema, pero están las comisiones por cobro. Sí, no hay otra opción que pagar con tarjeta, pero te cobran por pagar con ella, ¡qué divertido!
Yo trabajo en agencias de viajes, en esos aprovechados de intermediarios en el mundo del turismo... ¡qué horror de gente! Pero... en mi corta experiencia de siete años en el sector, cada día es más común que venga gente a la agencia para ver si se le puede verificar que su billete está bien el día antes de salir, que tienen que cambiar la fecha e incluso a que les imprimamos el itinerario o las tarjetas de embarque de sus billetes comprados en internet... Las agencias de viajes somos unas aprovechadas, pero cuando surgen los problemas siempre acuden a nosotr@s. ¿Por qué será? Será que el señor internet quizá les ha fallado.
Es obvio que las agencias cobran por vender billetes, sobre todo teniendo en cuenta que las aerolíneas no ofrecen ningún beneficio a las agencias de viajes por llenar sus aviones, pero por normal general rondan entre 20-30 en billetes nacionales, 40-50 en Europa y Norte de África y 70-80 para largas distancias. Las tarifas siempre están visibles para los clientes, con lo cual no se engaña a nadie. ¡Qué horror de gente, somos malísimos!
Y ahí llega la peor parte: somos tan malos y tan poco profesionales que no informamos de las condiciones que tiene cada tarifa; porque es así: cada tarifa tiene un precio y unas condiciones. ¿Eso lo explican internet y ese artículo tan divertido que han publicado en este diario? No, eso no lo dicen. ¿Quién le explica al señor que se sienta en el avión y se entera de que el de al lado ha pagado la mitad que él?
Lo que más me ha gustado ha sido eso de ¿qué día es más barato para comprar los billetes de avión? Mecachis, ¿cómo no se nos habrá ocurrido a las agencias de viaje que el día D y la hora H es más barato vender billetes? Ah, claro, porque nos encanta estafar a la gente. Cómo no nos ganamos así la vida...
¿Por qué no le dicen a la gente que en vez de ir al supermercado a comprar las verduras es mejor ir al agricultor directamente, o a la costurera a comprar la ropa? Señores, este país sobrevive gracias al turismo, al que entra de fuera y a los que viajan desde aquí. ¿Nos vamos a cargar también eso? Claro, en las agencias trabajan una o dos personas, pero... ¿cuántas agencias hay? Yo trabajé en un gran grupo que quebró hace casi dos años: éramos 5.000 personas en total (agencias de viajes, mayoristas, aerolínea, servicios centrales, etcétera) y apenas salió en las noticias (desgraciadamente). La crisis está resultando devastadora para todos los sectores; pero encima, si desde los medios hacen esa publicidad engañosa, la lista del paro será interminable.
Dejen que la gente escoja cómo quiere comprar su billetes, su ropa, sus artículos de belleza y lo que quiera y no se carguen más puestos de trabajo.
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