Agradecimientos desde Cangas del Narcea
Empieza tan fácil como... "pero, mamá, ¿qué haces?" o "pero, mamá, ¿qué dices?". Así transcurren nueve años, en los que cada día te encuentras algo nuevo. Son muchos días y muchas noches, y a la vez que cambia tu mente, cambia tu vida y la de toda tu familia.
Pero hoy no quiero contar lo malo de esta dura enfermedad que se llevó a mi madre, sino dar las gracias a toda esa gente que hizo, con su ayuda, que fuera todo algo más fácil.
Primero, a ella, por ser una gran madre.
A mi marido y mi hija, por aguantar, sin un solo reproche. Pasando momentos difíciles y queriendo mimarnos mucho a las dos.
A mis hermanos; a Marisa, por su cercanía, le tocó más.
A Asuntos Sociales en Cangas del Narcea, sobre todo a Yoly y a Marta, nunca pusieron un impedimiento a la hora de resolver cualquier asunto.
Al personal del centro de día, la cuidaron, la mimaron... y siempre con una sonrisa.
A las chicas de ayuda a domicilio, por su paciencia y buen hacer, especialmente a Esther. Tanto tiempo entre nosotros, ya es una más de la familia. También Rosi, Hilda, Pili...
Gracias a las chicas del "fin de semana", que de viernes a domingo me daban un gran respiro. Ana María, Carolina, Ana, Petro...
Mis compañeras del "Taller de cuidadoras", estando en una situación similar, siempre tuvieron palabras de ánimo y una sonrisa. Aprendí mucho con ellas.
A las dos personas más importantes en el desarrollo de su enfermedad, la doctora con mayúsculas, Ana Covadonga, y su enfermera, Merce G. Ávalo, dos grandísimas profesionales de la sanidad pública. Nunca se lo agradeceremos lo suficiente. Pedir perdón a sus familias, pues dedicaron tiempo de sus vidas en ayudarnos. Son sencillamente adorables.
Por último, agradecer a toda esa gente que se dedica a investigar esta enfermedad, ojalá algún día se consiga vencer.
A todas las personas que desde el anonimato nos ayudaron; sería imposible mencionarlas a todas.
En nombre de mi madre, Amelia, y de toda mi familia, muchísimas gracias.
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