Cucarachas

5 de Noviembre del 2014 - Coro Junquera Lantero (Oviedo)

Si lo que vamos a conseguir en esta especie de limpieza general por corrupción en este país nuestro es solamente que unos cuantos vayan a la cárcel –por poco tiempo la mayoría–, mal nos va a seguir yendo.

Porque juzgar tarde, mal y nunca, devolver las medallas que en su día les dimos, los nombramientos de hijos adoptivos y predilectos, etcétera, incluso apartarlos de la cosa pública y, en pocos casos, que devuelvan algo –poquito– de lo robado es a todas luces insuficiente.

Si hemos llegado a esto, reflexionemos sobre el porqué, para poder darle otro rumbo, no sólo a la política, sino a todo y a todos.

Si hemos puesto por delante de los principios y los valores el enriquecimiento personal, el conseguir el poder a costa de lo que sea, el tener más porque eso nos hacía importantes, el reconocimiento social como algo prioritario, tendremos que trabajar por volver las cosas a su sitio y en su justa medida.

No podemos permitirnos trasladar estos conceptos a la siguiente generación, aunque me temo que ya lo hemos hecho en gran parte; es nuestra responsabilidad mostrarles otro camino, demostrarles que la felicidad no está en lo que nosotros hemos antepuesto, enseñarles que la vida es otra cosa, volver a hablarles de principios, de la satisfacción del trabajo bien hecho, de la justicia entendida de otra forma, de una visión del mundo mucho más humana, menos egoísta, más acorde con la naturaleza y con el devenir natural de las cosas.

No se ven cambios estructurales ni en los partidos políticos ni en los pilares del Estado como para sospechar que esto vaya a ser una realidad.

Más bien contemplamos cómo ponen parches allí donde van surgiendo baches.

La labor personal de cada uno en su entorno, en su trabajo, en su familia, es importante; pero sin una actitud más generalizada en otras instancias, instituciones, socialmente mayoritaria, es difícil conseguir los cambios que parece que todos queremos pero que no acabamos de hacer realidad.

En este momento estamos ocupados en limpiar de cucarachas nuestra casa, hay que desinfectar, descubrir por qué hemos tenido esta invasión y poner los remedios para que no vuelvan a adueñarse de todo.

Pero tan importante como eso es revisar la estructura de la casa, sus cimientos, sus tuberías, los accesos exteriores.

Y no aprender a convivir con ellas, no dar por sentado que tienen que estar en nuestras casas y dejarles claro a nuestros hijos que a veces surgen pero que se las puede eliminar y que nunca, nunca, hay que admirarlas, ni imitarlas.

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