Colaboración, FD y empleabilidad
La Formación Dual (FD) es una formación permanente a causa de tres factores fundamentales: las innovaciones en los sistemas productivos, el colapso de las ocupaciones o del propio sistema productivo, y la promoción profesional. Todas ellas inciden sobre el concepto de la empleabilidad de las personas. Así: si aparecen nuevas formas de destrezas en relación con el desarrollo de una actividad ocupacional (aunque las destrezas en sí no sean novedad) y la persona no las adquiere, pierde empleabilidad; si un sistema productivo colapsa como el de la construcción hoy en día, o hay ocupaciones que colapsan como en su día linotipistas y cajistas o simplemente el cajero de una entidad bancaria en la actualidad, las personas deben reinventar su empleabilidad; pero es más, sin que ocurra nada de lo anterior, toda persona puede y debe aspirar a una promoción profesional y a la adquisición de nuevas destrezas y competencias en una nueva empleabilidad. “Empleabilidad: capacidad de una persona para emplear su tiempo en una actividad productiva perteneciente a una ocupación, por la que recibirá compensaciones que faciliten su vida y su satisfacción vocacional como servicio a la sociedad”. Una vez dicho esto, se debe afirmar que ya hemos entrado en el periodo histórico en el que el asalariado se extingue, lo cual no quiere decir que las personas no tengan que tener su empleabilidad. La Formación Dual es, por tanto, la íntima colaboradora entre las personas y su empleabilidad; incluso diríamos que la actividad formativa debería ser parte de dicha empleabilidad. Por tanto, la FD, aparte de ser una formación permanente, es una Formación Profesional para el Empleo FPE. Si el concepto de empleabilidad de las personas lo llevamos al ámbito geográfico de una región, veremos que la evolución económica y productiva de esa región dependerá de la empleabilidad de sus personas y, por ende, de la capacidad productiva de las mismas. Los sistemas productivos, las empresas de todo tipo (y más las de trabajo asociado) deben ser conscientes de la necesidad de colaborar con la Formación Dual y la empleabilidad de las personas a lo largo de toda su vida; atreviéndome incluso a decir que, dentro del mismo ámbito geográfico, las empresas no deben entrar en competencia ocultando conocimiento, sino empleando conocimiento. Así: entre dos empresas de café de una misma región, no se trata de quién venda más café dentro (competitividad clásica) sino de vender más café fuera entre las dos; es más, si sólo hubiese una empresa de café, lo lógico sería que el mismo dueño la desdoblara en dos marcas (obviamente de puertas adentro colaboradoras). Si lo piensan, sería lo correcto; por tanto, no empleen falsas argumentaciones basadas en el secretismo (comportamiento suicida en la actualidad) del conocimiento de su capital humano, porque es precisamente, en eso, donde más deberían colaborar para ser competitivos con vistas a vender fuera; incluso compartiendo comerciales: si el comercial de una marca de café, en el extranjero, ve que no es capaz de vender su marca, siempre podrá sacar de la cartera la otra marca (la de la «competencia» en su región) para vendérsela si puede. Ese espíritu de colaboración, no exento de competitividad, es imprescindible para levantar una región y hacerla económicamente productiva.
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