¿Qué define a un hippy?
Me gustaría que los responsables de este periódico contestaran a esta pregunta. Porque este calificativo, que ustedes apostillan a cada noticia sobre los nuevos habitantes de Cabranes, está trayendo cola en el concejo. Reconozcámoslo, el término “hippy” no deja de tener una connotación un tanto negativa. ¿Ustedes realmente creen que sus titulares (“Cabranes, el paraíso de los hippies” y “Los hijos de los hippies y de la colonia inglesa rejuvenecen la población de Cabranes”) ayudan en algo a la convivencia vecinal? ¿Se han parado a pensar dos veces en la repercusión de sus palabras antes de publicarlo, o esto es cosa de la línea editorial de este medio? Porque sería bastante irónico que en unas páginas se dediquen a lamentarse del abandono del campo y en otras a sembrar crispación entre las personas que lo quieren evitar...
No sé si son conscientes, pero entre los nuevos vecinos del concejo hay ingleses, madrileños, franceses, andaluces, belgas, catalanes, holandeses, asturianos... Hay artesanas, veterinarias, músicos, agricultoras, ganaderos, carpinteros, paradas, empresarias, profesores... Hay madres y padres que llevan a sus criaturas a la escuela. Y hay niños y niñas para los que me imagino que no debe de ser fácil tener que ir al colegio con la etiqueta de hijo de hippy colgando del mandilón por cortesía de LA NUEVA ESPAÑA.
Verán, lo que define a los habitantes de Cabranes, a los de toda la vida y a los recién llegados, es que les gusta vivir en un entorno rural y no en grandes núcleos urbanos. Aquí se organizan fiestas, mercados, exposiciones, carreras de bicis, cine al aire libre, charlas, talleres... Hay vida más allá de la ciudad. Esto ha ocurrido siempre, es lo que sucede cuando los pueblos no se despueblan, no sé si me explico... Y esa vida la hacemos entre todos, quienes llevan generaciones y quienes acaban de instalarse. Es un trabajo diario de convivencia, de apoyo mutuo, de poner nombres a las caras, de dar los buenos días...
Aquí, como en cualquier otro lado, la integración es un proceso y requiere tiempo y buena disposición por ambas partes. Ustedes, desde la redacción de su periódico, están muy alejados de la cotidianidad de nuestros días. No son parte de este proceso, pero se han erigido en jueces. Y no sé si a estas alturas ya se habrán dado cuenta, pero los juicios que hacen calificando de hippies a los nuevos habitantes de Cabranes no benefician a nadie.
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