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Unamuno. tergiversado

11 de Noviembre del 2014 - Angel Lozano Heras (Oviedo)

Se pueden tergiversar (desfigurar) –y se hace muy a menudo– documentos, frases, ideologías, contextos, tonos, contenidos, sucesos de autores famosos, de políticos, de intelectuales normalmente. En este caso, hablamos de que se tergiversó, deformó la cita de Unamuno en el discurso real de la entrega de los premios “Príncipe de Asturias”. El actual rey Felipe VI aludió al pensador vasco castellano al final de su discurso: “Sigamos, en fin, el viejo consejo de Unamuno: haced riqueza, haced patria, haced arte, haced ciencia, haced ética. Palabras sabias que deben resonar con esa fuerza con la que han resistido, sin envejecer, el paso del tiempo”.

Pero ni era el matiz ni era el contexto adecuado, porque se prescindió de la característica actitud crítica de Unamuno. En aquella ocasión Unamuno se refería a los papanatas, bachilleres Carrascos, fascinados por lo europeo. El exrector salmantino, en las actuales graves circunstancias del país, habría elevado el tono crítico y sarcástico y habría hecho alusión a las protestas de la marea ciudadana de las Marchas de la Dignidad, y al compromiso ético que un rey debe a su pueblo.

No es la primera vez que tergiversan a Unamuno. En numerosas ocasiones se ha hecho, pero más actualmente diremos que el anterior alcalde del PP de Salamanca, Julián Lanzarote, utilizó en plan vengativo, de mofa, el unamuniano “Venceréis pero no convenceréis”. Fue para presidir, en los balcones de la plaza Mayor salmantina y en las pancartas, las reivindicaciones en contra de la devolución de los papeles catalanes del Archivo de la Guerra Civil. Este grosero gesto fue criticado incluso por algunos políticos del propio Partido Popular y por los herederos de la familia de Unamuno. Asimismo, en la época de Unamuno y en la actual, para atacarlo, se han enmarañado sus palabras, ideas y alusiones a los nacionalismos y patriotismos exacerbados. En sus días, ni don Miguel de Unamuno estaba de acuerdo con el aldeanismo nacionalista vasco ni con los patrioteros españolistas ni con los separatistas catalanes.

Por último, diremos que también se emplea a Unamuno para manipular su exclamación “¡Que inventen ellos!” Cada uno la interpreta como quiere, aunque nunca dijo eso de “¡Que investiguen ellos!! Él se oponía al cientificismo (fe ciega en la ciencia), que consideraba una enfermedad de la sociedad que limita la libertad del hombre, y al excesivo progreso técnico que, según él, no llevaba al progreso social.

Es una lástima el discurso real de los premios “Príncipe de Asturias”, pues bien podría haber tenido señas, guiños, más concretos y en consonancia con la situación actual de España. Tendría que haber hecho referencia, al menos, a los ciudadanos bastante desanimados ya, y hartos de la corrupción y fraude, por las falsas promesas de Rajoy y del PP, y por la decepción con los socialistas en los últimos años. Está bien lo que dijo el Rey de defender una nación que esté alejada de la discusión y la discordia. O esa manida frase de que el Rey reclama un impulso moral colectivo para hacer de España una nación ilusionada. Pero, majestad, ¿cómo se come eso?, ¿qué hacemos?, ¿quiénes son y dónde están los corruptos?, ¿qué hace usted para que así se haga lo que desea y dice, para que así se ejecute? Tuvo la ocasión de hacer un gesto de acercamiento y no lo hizo; sólo dijo palabras rimbombantes muy manidas ya. Hasta ahora, la realidad expresada en sus dos o tres discursos reales está muy alejada de la realidad social de España. Son un ejercicio retórico de eufemismos dispares, de perífrasis trabadas con finura, de simples insinuaciones engoladas, pero que no nos transmiten nada.

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