No todos somos iguales
Con todo lo que está cayendo tanto a escala nacional como regional, que lo mismo que nos entretiene nos descorazona, pensar en qué se ha convertido esta democracia –sí, la que dice Cospedal que está en peligro, cuando han sido ellos unos de los que más la han tumbado– me resulta gratificante la decisión adoptada por la federación de industria de CC OO de Asturias de retirar a sus representantes en el consejo regional del Montepío de la Minería.
En situaciones tan lamentables como ésta hay que tomar decisiones valientes que eliminen la gangrena para salvar lo que resta del cuerpo sano. El Montepío es una institución muy importante en las Cuencas, por la labor desarrollada a favor de los mineros en años en los que la paga no llegaba para comer o dar estudios a los hijos.
Y yo no me creo que se ponga en peligro su existencia con sus puestos de trabajo por la decisión de CC OO. Se dice bien en su comunicado que lo que se pretende es limpiar las alfombras y los cajones para darle transparencia en la gestión y modificar su representación con la participación directa de sus mutualistas. Ya está bien de cortijos para que lo utilicen sus dirigentes, exclusivamente en beneficio particular.
Al margen de lo que digan los tribunales y las comisiones de investigación parlamentarias –a ver si de verdad sirven para algo– lo que leemos en la prensa huele muy mal. Amnistías fiscales con dinero no se sabe de dónde, contratos blindados con familiares y amigas, adjudicación de obras con relaciones algo sospechosas...
Estamos asistiendo en este país a un carrusel diario de noticias sobre malversación de fondos públicos, prebendas en viajes y lo que no sabemos. Con la crisis económica y social que nos han hecho tragar, esto se hace insoportable. Yo diría que es un estado prerrevolucionario, aunque por vías pacíficas, y eso es lo que señala la encuesta del CIS, el hartazgo, las náuseas, el vómito por todo lo que veníamos callando.
No todos somos iguales, o no debemos serlo. La izquierda política y sindical, que no está libre de que algún representante se corrompa, debe tener una respuesta contundente y ejemplar separándolo de sus filas y exigiendo el máximo castigo. Aunque sea presunto y en algunos casos podamos equivocarnos.
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