Otro ídolo de barro
Derribado y hundido en el fango de la corrupción en la Comunidad de Madrid. Este pájaro, afortunadamente para nosotros, no es asturiano. Sí diremos su nombre hoy: Francisco Granados, segundo de abordo que fue, en el Gobierno de Madrid, de Esperanza Aguirre, a la que deja en una situación muy delicada y comprometida. Este ídolo de barro era muy popular y conocido, muy televisivo, porque a diario lo veíamos en la pequeña pantalla, muy fardón él, arremetiendo contra la corrupción de otros partidos e incluso le dio leña a Bárcenas, con el que ahora, chusca y sorprendentemente, comparte hotel en Alcalá Meco. La "operación Púnica", policial, le dejó en pelota ante la opinión pública al descubrir la trama, que él lideraba, de cobros ilícitos a constructores, toda una panda de unos cincuenta chorizos con pasta millonaria en países fiscales. El Granados, que tiene un morro que se lo pisa, era todo un martillo de herejes y ahora resulta que el mayor hereje corrupto es él. Que deja también a Rajoy en una comprometida situación.
Paralelamente al "caso Granados", se descubre otro en el Ayuntamiento de Parla, cuyo alcalde socialista -cargo que debe a su fiel Tomás Gómez, que allí dejó un buen pufo millonario- está hundido en la corrupción hasta las cejas. Nada, que si no se acaba con la corrupción, de arriba a bajo, ella acabará con todos nosotros y nos iremos al carajo. La corrupción, el robo y el saqueo comenzaron con el sinvergüenza de Roldán, hoy en la calle, disfrutando del dinero que se llevó de la Asociación de Huérfanos de la Guardia Civil. Hala, su director, un ladrón. Y desde entonces para acá, en torrente y aluvión, se han multiplicado los chorizos políticos y, con ellos, la corrupción. Y los dos partidos mayoritarios, que se alternan en el Gobierno y tienen a tanto chorizo y mamón, hala, mirando para otro lado o tocando el violón.
Lo vergonzoso del caso es que ninguno de estos políticos corruptos, ninguno, ha devuelto las perras robadas, la mayoría en paraísos fiscales, que nos vendrían muy bien, económicamente, para solucionar nuestros males y, sobre todo, remediar tanta necesidad y hambre. Sí, recuperación de todo el dinero robado, y los que se lo llevaron, hala, a la cárcel de cabeza. Por cierto, ¿cuándo van, entre otros cacos políticos, el Urdangarín y el Pujol y sus retoños? ¿Acaso pertenecen a una casta superior e intocable? Estas preguntas se las hace el indignado hombre de la calle, que no aguanta ya más tanta corrupción y desmadre.
Y en la calle, Pablo Iglesias y su Podemos, comiéndoles el zoquetillo a socialistas y populares. En las próximas elecciones va a haber infartos a montones.
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