La caída del muro de Berlín
Mientras el mundo occidental celebra el 25 aniversario de la caída del muro de Berlín, presentándonos en blanco y negro cómo discurría la vida en ambas partes de Alemania, se omite deliberadamente hablar de dos tipos de muro que separan el propio mundo occidental. Uno material que divide pueblos y modos de vida como el que separa Méjico y Estados Unidos con una muralla de 1.126 Km con todo tipo de video cámaras de infrarrojos, detectores de movimientos, torres de iluminación y se calcula en unos 18.500 policías fronterizos de EE. UU.
Israel y Gaza, separados por un muro de 52 Km. totalmente cercados hasta la frontera con Egipto o el muro de 9 m. de altura que divide Israel con Cisjordania.
Marruecos y el Sáhara Occidental, separados por un muro de 2.700 Km., más de medio millón de minas antipersonales sembradas a lo largo del mismo (prohibidas pero como vemos consentidas) y 150 mil soldados marroquíes estacionados en las zonas ocupadas separando a un pueblo entre ocupados y refugiados.
Chipre, dividida por 180 Km. de frontera con alambre de púas, muros y torres de vigilancia que cruzan la ciudad de Nicosia vigilada por tropas de la ONU.
Korea, separada por una frontera de 280 Km., altamente fortificada con zanjas, torres de control, vayas de alta tensión y un millón de minas, convirtiéndola en la más segura del mundo.
Irlanda del Norte, con 34 Km. de muros, la mayoría en Belfast y Londonderry, compuesto de ladrillos, púas y rejas que alcanzan los 7m. de altura. El muro tiene pasos de peatones (líneas de paz) que se cierran por la noche.
India y Bangladesh, tiene la fortificación más larga del mundo con 4 mil Km. de alambre de púas, parte de ella electrificada y con 50 mil soldados vigilando la frontera.
Y me he reservado por último la de Ceuta y Melilla de la que no hablamos más que cuando se produce el drama del asalto de centenares de hambrientos que aspiran legítimamente a un mundo mejor y a los que vergonzosamente llamamos ilegales.
En estas dos zonas, se levantan unos 20 Km. de muro y una alambrada de seis metros rodea ambas ciudades, aparte de cámaras de infrarrojos y detectores de movimientos.
Violamos el derecho internacional devolviendo en caliente a los que la cruzan y se usa la fuerza bruta para disuadirlos. Los medios de comunicación dan cuenta frecuente de estos actos, que revelan además las mentiras que acompañan las actuaciones de la guardia civil y que en algunos casos han ocasionado la muerte de los emigrantes.
Hablaba al principio de dos tipos de muro. El referenciado con los ejemplos anteriormente expuestos y un segundo muro invisible pero no menos real, que es el que divide las clases sociales con la injusticia, la desigualdad, los recortes sociales, la falta de atención a nuestros mayores y la pérdida de derechos democráticos con leyes que los reprimen.
Celebrar la caída del muro de Berlín después de ver el mundo que estamos conformando, debería sonrojarnos, particularmente en la propia Alemania donde después de 25 años de unificación, las diferencias sociales de ambas partes (Este-Oeste) son palpables y los ciudadanos del Este son tratados en el resto de Alemania con adjetivos despectivos.
Así no se forja la unidad entre los ciudadanos que somos del mundo.
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