Como un muerto
Un fantasma recorre la FSA: que Villa esté dictando sus memorias; que la confusión que se le atribuye sea el tropel de los recuerdos que, con el berrinche, salen unos por encima de otros. De ahí la estampida de los dirigentes, refugiándose atropelladamente en la habitación del pánico. Blindándose ante lo que vaya saliendo. Como se habían blindado previsoramente los deudos de Villa-Postigo antes de que empezara a salir.
Demasiado tarde. Todos pringados. Y usted, el primero, presidente Fernández. Me explico enseguida; que no hace uno imputaciones a sabor de boca, sin fundamento. Toda la gestión de Postigo al frente del Montepío, incluido el cuerpo más abultado del delito, el geriátrico de Felechosa, tuvo el refrendo constante y unánime de los miembros del consejo (PSOE, SOMA-UGT, CC OO). El derrape Villa-Postigo arrastra, pues, en el descarrilamiento a la familia socialista al completo, con CC OO de sidecar. No vimos nada turbio. Ninguno: todos ciegos. Nos engañaron. A todos: todos tontos. Y entre tontos y ciegos, ¿no habría algún sinvergüenza?
¿Les habrían dicho que en el Montepío todo el monte era orégano que seguía floreciendo aunque se lo llevaran a brazadas? A estas alturas, el Presidente sólo pone ya la mano por la actitud de su Gobierno ante la corrupción. Por ejemplo, por la consejera de Bienestar, al 19 por ciento (pues el 81 por ciento del bienestar lo lleva el cónyuge). ¿Que el hombre anduvo pisando la incierta luz del día por todas las arenas movedizas en la actividad del Principado? Por Dios, por Dios, por Dios, se santiguaría Postigo. Mira que si para contratar obra hubiera que esperar a que ganara la derecha.
Aunque a Villa le fallara la memoria, por las redes ronda desde hace tres años un dossier de nueve páginas que detalla los vasos comunicantes entre José Antonio Postigo y Alcedo de los Caballeros, poderosos caballeros del dinero. En julio de 2012 fue enviado a los dirigentes del partido y de ambos sindicatos con esta recomendación: Tomar medidas o ¿todos estáis en el mismo BARCO? (sic).
El enviado a la FSA (info@fsa-psoe.org), calle Santa Teresa, 20, 35005 Oviedo, iba a nombre de un tal Javier Fernández. Y este tal Javier Fernández, desde entonces, mirando para otro lado, callado como un muerto. Como un muerto. Pero de incorrupto, nada. Monada. Que el que calla, otorga. Hay silencios que contaminan.
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