A María Eugenia Naves, Maru
Una inmensa tristeza nos produjo la noticia de tu muerte, anunciada, pero no por ello esperada.
Fuiste una persona que dejó huella en todas las facetas de su vida. Como hija, como hermana, esposa... Dicen que detrás de un gran hombre siempre hay una gran mujer y en este caso es una frase muy cierta, al pie del cañón con tu marido pero siempre en la sombra; como tía, o casi madre de tus sobrinas; como amiga y qué decir como maestra. Maestra de mis hijos, única para saber enseñarlos a leer sin enterarse, cariñosa, pendiente de ellos como una madre, atenta a ponerles la chaqueta para salir al recreo, observándolos cuando estaban un poco pachuchos para hacernos saber a las madres cómo habían pasado la jornada: “Nerea parece que se fatiga”; “Javi se quejó de la espalda”
¡Cuántas veces te llamaron mamá! Tu trato cariñoso y las horas que pasaban contigo hacían que el subconsciente los traicionara…
A título personal no podemos más que estarte muy, muy agradecidos, sólo levantar el teléfono, contarte nuestro problema y desde ese momento éste lo hacías tuyo poniendo todo de tu parte para que pudiéramos solucionarlo (por supuesto, gracias también a tu marido, que siempre ayudó a ello).
Siempre estarás en nuestro corazón.
Maru, gracias por todo, te queremos.
Familia Gavito Piney
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