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Por una renovación democrática y una limpieza a fondo

17 de Noviembre del 2014 - Luis Carlos Menéndez Fernández (Tapìa de Casariego)

Con actitudes chulescas y despóticas, como la del vicealcalde de Valencia, Alfonso Grau, un caradura, prepotente y dictador impresentable, que recuerda épocas preconstitucionales, que ocupando un cargo público de tanta relevancia, se permite en una rueda de prensa convocada por él mismo para decir que no dimitía, dar unas contestaciones que dejan perpleja a toda la racionalidad humana: porque me da la gana o incluso la posición manifiesta del presidente del Congreso, Jesús Posada, que defiende que un parlamentario español se tiene que mover por toda España con toda libertad sin ningún tipo de control a su actividad, para averiguar cosas, hacer entrevistas y ver situaciones, pero también dice que la fiscalización de esos gastos en que incurren sus señorías, no debe de ser controlada y de ser así, dice que ese control no debe de corresponder a esa cámara, que es en la que se cargan las citadas partidas de gastos de representación. Tampoco dejan a uno indiferente las explicaciones del portavoz en el congreso del PP, Alfonso Alonso, que ha expresado su confianza en la responsabilidad de todos los diputados: esto no es el colegio. Manifestaciones en esta misma línea las encontramos en un amplio espectro político.

Estos son sólo algunos posicionamientos de cargos políticos actuales de gran responsabilidad, que ante la permanente riada de casos y cosas que siguen sucediendo, parecen permanecer impasibles, como si aquí no pasara nada y nada hay que cambiar.

Yo ya no supongo nada. La buena conducta no vale parecerla, hay que ejercitarla y demostrarla. Lo demás, no se lo cree nadie, ni ellos mismos. De la ética o moralidad de algunos políticos, me río yo.

Claro, a todos ellos les va muy bien con sus cargos y desgraciadamente desde hace mucho tiempo y a costa de los demás. Cómo se van a deshacer de esas prebendas. Sí, las decisiones del gobierno y las leyes emanadas del poder legislativo parecen estar enfocadas para los demás, como para que a ellos no les afecte ni un ápice en su estatus, aún a sabiendas de que es tremendamente injusto.

Hay que exigir la erradicación de estos excesivos beneficios, tanto económicos como de la justicia (aforamientos, que suponen una obstrucción y relantización de la misma) con que cuentan muchos políticos y que los controles que propugnan para los demás, también se apliquen en sus órganos de gobierno, instituciones públicas, a sus señorías, en sus partidos. Eliminen de una vez por todas el Senado y las Diputaciones que hoy en día no tienen prácticamente utilidad, salvo como refugio para enchufados, con lo cual además, se reduciría sustancialmente el gasto público y los consiguientes órganos de control de las citadas instituciones y ese ahorro, empléenlo en las dotaciones que demandan los jueces, para mejorar la justicia y eliminar su lentitud.

Esto parece el mundo al revés y encima pretenden convencernos. Si no es por los medios de comunicación y algunos jueces, seguiríamos aletargados, no sabríamos por cuanto tiempo, con una total opacidad y ocultamiento de la clase política, que es lo que sucedía hasta la fecha.

En los ámbitos más locales o incluso regionales, casi todo el mundo oía comentarios de amiguismos, de pequeños/grandes favores, se comentaban cosas; pero el conocimiento de la vorágine y la magnitud alcanzada en los últimos tiempos de tantos casos de corrupción, no parecía predecible, aunque cuesta mucho creer que no hubiera otras complicidades y que algunos gobernantes no tuvieran su conocimiento.

Desgraciadamente, sí algún beneficio colateral traerá esta crisis, para los supervivientes que queden, obviamente será que habrá contribuido a despertar al ciudadano, para no volver engañarle, a enseñarle a no transigir más, a ser más beligerante con estas conductas, a manifestarse, a expresarse, a reivindicar el control de lo que es de todos para así erradicar el despilfarro, a exigir una democracia real YA, a reclamar un recambio de esta maquinaria anquilosada y obsoleta que nos pretende seguir conduciendo. Si, en definitiva, necesitamos un buen plan PIVE o RENOVE también en las instituciones.

También espero que despierte alguna conciencia si es que la tienen- de los que tan bien viven y vivieron al amparo de esta situación, aunque tampoco creo que muchos entonen el mea culpa, ya fuera por acción u omisión, admitiendo el daño que pudieran haber causado e intentando ayudar a recomponer la situación derivada de esas conductas anómalas prolongadas en el tiempo.

Por otra parte, en bien de todos y con la participación de todos, creo que sería preciso reconducir lo antes posible todo esto, pero en la medida de lo posible, aunque no olvidando, evitando crispaciones, exigiendo que quien haya delinquido, que devuelva lo irregularmente cobrado, y legislando, para que situaciones como estas no se vuelvan a repetir en el futuro, que a este tipo de delitos de corrupción no les quede ni el menor espacio y que no tengan un plazo de prescripción, que los delincuentes cumplan íntegramente las penas impuestas por la justicia, sin ningún tipo de reducción de penas en estos casos, pues estas tramas y los mayores delincuentes organizados, saben todo esto y más. De hecho, se están produciendo ciertas situaciones de salidas prematuras de las cárceles de algunos delincuentes, que por su relevancia por haber ocupado cargos importantes en diferentes instituciones, no dejan de crear cierta alarma social y sentimiento de diferencia de trato en la aplicación de los beneficios penitenciarios, en razón a su afiliación política o procedencia, por mucho que algunos lo quieran justificar o disfrazar.

Para finalizar, decir que no por haber más leyes es mejor. Últimamente hay tal proliferación de legislación, tanto real decreto, etc., que al único que protegen es al que las sabe todas, al gran empresario que puede pagarse un buen despacho (de donde parten a veces las iniciativas legislativas) para que les encuentre un hueco para su espacio, mientras que el autónomo, el pequeño empresario, en ocasiones se encuentra desbordado y desconcertado, sin tiempo ni dinero para hacer frente a esta avalancha legislativa.

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