Acoplando la realidad
Al principio del curso, solía escribir en la pizarra: «The map isn't the territory», no porque supiera inglés, que no lo sé, sino para usar la expresión original de Korzybski para explicar que el símbolo no es la realidad; que inclusive las prácticas en los entrenadores o el desmontaje de componentes que hiciésemos en el aula taller, era símbolo; porque la realidad estaba ahí afuera, en las fábricas. Sin embargo, a pesar de lo simbólicos que fuesen los entrenadores y componentes, eran absolutamente necesarios; permitían contrastar que, todo lo que se decía en la pizarra tenía su reflejo en la «realidad»; más aún, la sorpresa ante la práctica, anticipaba el tema siguiente. Lo importante no era ir a los entrenadores en busca del descanso, como deseaban los alumnos algunas veces, sino a buscar preguntas, reflexionar y motivarse para las explicaciones. Este es el concepto básico y el por qué de la Formación Dual: la realidad está en el trabajo reflexivo que conduce a las preguntas y, únicamente, el aula taller del Centro Formativo sirve, y se diseña, para dar respuesta a las dudas que surgen en el puesto de trabajo y que, contestadas, conducen a la innovación y al éxito empresarial. Corría el año 1975 cuando un japonés, al que acabé tratando de encontrármelo a la hora de comer tras la tarea matinal, me comentó: «En mi país, cada trabajador dispone de una mesa de estudio en la fábrica y todo superior suyo tiene la obligación de explicarle las dudas que le surjan, sin embargo aquí: ¿cómo es que teniendo la figura del Maestro Industrial nunca se ve esa situación?». Cosas como éstas me motivaron para que años después decidiera ser instructor. La Formación Dual es mucho más seria de lo que algunos plantean, sin abarcarla ni comprenderla.
«El que sepa hacerlo que lo haga, el que no que lo enseñe». Cuando soltaba esta frase ante mis sorprendidos alumnos, tenía que decirles de seguido: «Fijaros en un partido de Baloncesto de la NBA, o de cualquier otra liga, ¡qué diferentes son los jugadores de los árbitros y entrenadores! Sólo tienen en común su amor por el baloncesto. Pero eso sí, el que sepa encestar que enceste; el que no: que entrene o arbitre». La cualificación competencial de un trabajador ante un mismo puesto de trabajo de un determinado nivel del EQF debe ser: A) Autónomo responsable: aquel que, sobradamente experimentado, ya está pensando en un nuevo nivel u ocupación; inclusive la de instructor. B) Autónomo competente: aquel que siendo absolutamente competente está consolidado en su nivel y en su actividad productiva. C) Evaluable y supervisable: aquel que, formándose en ese nivel, espera alcanzar, la competencia del (B). ¿Qué ocurre entre el (A) y el (C)? Pues que, en tránsito los dos de nivel, se podrían acoplar para la formación en el puesto de trabajo. El instructor del Centro Formativo es cosa distinta, pero también deberá acoplarse. O encaramos estos planteamientos o el futuro será incierto.
Dadas las circunstancias, con un paro general del 25% y un juvenil del 50%, se debería pensar en poder acoplar al maduro desempleado de larga duración con la inexperiencia juvenil, facilitando así su contratación y eficacia productiva. Inclusive si ambos se están formando para esa ocupación.
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