Muros de ignominia y vergüenza
Coincidencia. Celebración del 25.º aniversario del derribo de aquel muro de indignidad y vergüenza, que dividió a la destrozada Alemania, y también a Europa, dando lugar a otra guerra. Una guerra fría, que lo fue más bien “caliente” y sangrienta, con miles de alemanes asesinados cuando trataban de huir de la tiranía y opresión del comunismo soviético. Esto, en Europa. Y en España, otro muro de indignidad y vergüenza se acaba de levantar –el corrupto Pujol puso sus cimientos– en Cataluña, con su sediciosa consulta soberanista, liderada por un esquizofrénico, sus secuaces de ER, indignos gobernantes de tan sufrida y querida región. Esta panda apátrida ha llevado a cabo su prohibida consulta, que Rajoy su Gobierno tenían que haber evitado en cumplimiento de lo determinado por el Tribunal Constitucional y la Fiscalía del Estado. Pero, para eso, en la Moncloa tenía que haber un presidente del Gobierno como es debido, y no un don Tancredo, que es hoy el mayor responsable de esa farsa de consulta separatista, que Mas y sus secuaces van a llevar por todo el mundo, clamando ayuda, apoyo a lo que sea –ya lo han anunciado, ebrios de tan nauseabundo y sedicioso brebaje–, cuyas consecuencias son preocupantes e imprevisibles.
Resulta inexplicable que si Cataluña tiene siete millones de habitantes, seis de ellos no votaran, lo que nos demuestra que es que no están con el separatismo. Entonces ¿por qué no acudieron a las urnas con su “no”? Sí, inexplicable. Pues, hala, que sigan aguantando el sedicioso Gobierno de Mas, llevando a Cataluña a la ruina, al desprestigio y desastre. Todo ello iniciado por el chorizo y “deshonorable” Pujol, al que vimos muy contento, papeleta en mano, repartiendo sonrisas y saludos, cuando tenía que estar ya entre rejas. ¡Ah! y el no menos orondo y alegre Mas, a la hora de depositar su voto, mostrando la indigna papeleta a todos sus “amaestrados” seguidores. Convertido en un pavo real, montó allí su habitual numerito teatral. Es un artista en su farsa separatista. Es eso: un Groucho Mas. Nada más y nada menos. Como doloroso contraste, a ese gran valor catalán que es Albert Rivera, lo vimos entristecido, roto y abatido, lamentarse de que Rajoy y su Gobierno no estaban allí, que los habían abandonado y dejado en el más lamentable desamparo. ¡Ay, don Tancredo, el 9-N es para usted y su partido un certero torpedo! que les puede hundir pro tanto desgobierno.
Muros de ignominia y vergüenza, sí. El que dividió a Alemania, fue derribado hace veinticinco años. El muro sedicioso e invisible catalán, ahí está, ahora más agresivo.
¿Cómo puede ser derribado? Pues con un Gobierno con cataplines, y que esos seis millones de catalanes, no separatistas, despierten de su letargo y, en las urnas, mañana, manden para casa y al carajo a los que hoy les están llevando a la ruina y al desprestigio.Y que Cataluña se vuelva a sentir española, compartiendo su mismo idioma y su historia.
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