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Seguimos siendo Malala

18 de Noviembre del 2014 - Francisco Javier Fernández López (Oviedo)

El 20 de noviembre de 2012, con motivo de la celebración del Día Internacional de los Derechos de la Infancia, Amnistía Internacional Asturias se sumaba a la campaña de apoyo a Malala Yusuzfai, quien con sólo 14 años había sido víctima de un grave atentado por defender el derecho de las niñas a ir a la escuela en Pakistán. Las numerosas adhesiones en forma de dibujos, textos y fotografías recogidas en centros educativos, asociaciones profesionales y culturales, se enviaron a Malala con el deseo de que se recuperase rápidamente y poder así lograr su necesario y justo objetivo. Hoy esta joven defensora de los derechos humanos es conocida en todo el mundo y, junto al activista indio Kailash Satyarthi, recogerá el próximo 10 de diciembre el Premio Nobel de la Paz, que les ha sido otorgado, según el Comité Nobel, "por su lucha contra la opresión de los niños y los jóvenes y por el derecho de todos los niños a la educación.

La figura de Malala nos recuerda un año más que en todo el mundo se vulneran los derechos de la infancia. Entre ellos, el derecho de las niñas a la educación y a encontrar en las escuelas un lugar seguro. El 40 por ciento de los 77 millones de niños y niñas en edad escolar que no asisten a la escuela viven en zonas en conflicto. Estas zonas representan una especial amenaza para las vidas de las niñas que asisten a las aulas. La actividad docente también se ve afectada de muchas formas cuando escuelas, profesorado y alumnado son objetivos de la violencia armada.

En Afganistán incendiar las escuelas, especialmente las de niñas, y amenazar o agredir a niñas que asisten al colegio se han convertido en los últimos años en prácticas cada vez más habituales. Otro ejemplo es el de Irak, donde debido a la violencia incesante, más de 4 millones de personas han tenido que abandonar sus hogares y las escuelas han sido a menudo objetivo de la violencia.

Tampoco debemos olvidar algunos casos graves de discriminación. En Tanzania, por ejemplo, entre 2003 y 2006 se expulsó de las escuelas a más de 14.000 alumnas de educación primaria y secundaria porque se habían quedado embarazadas; las causas de los embarazos eran la pobreza, la violación, la falta de atención familiar, el matrimonio a temprana edad y la lejanía de la escuela. En todo el mundo, las niñas pertenecientes a determinados grupos, como las integrantes de minorías étnicas, las niñas lesbianas o las niñas con discapacidades, corren más peligro de ser discriminadas que sus compañeras. Además, las niñas también pueden ser víctimas de violencia sexual: Un estudio realizado en Estados Unidos mostró que el 83 por ciento de las niñas de entre 12 y 16 años sufrían alguna forma de acoso sexual en las escuelas públicas.

Los derechos de los niños y las niñas están protegidos tanto por las normas internacionales de derechos humanos como por el derecho interno de los países. Los gobiernos están obligados a respetar y proteger estos derechos. A la comunidad internacional y también a la sociedad civil, corresponde el papel de exigirlos y reclamarlos.

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