Sin agobios
Podemos por aquí, Podemos por allá es un tsunami mediático que abarca todos los debates en tertulias, encuestas, conversaciones, whatsapp, que se hace hasta cansino.
Sin embargo, tengo que aclarar que tienen mi máximo respeto sus dirigentes conocidos y aplaudo su convencimiento y propuestas, porque han conseguido mover las poltronas de los partidos tradicionales y entusiasmar a mucha gente, en especial jóvenes, que estaban lejos del debate y la participación política.
Pero tomo mis precauciones. Ahora estamos en la fase de las propuestas, que pueden ser todo lo atrevidas que se quiera, de hecho muchas ya están incluidas en programas electorales como el de Izquierda Unida, pero hay que aplicarlas.
Algo así ocurrió en 1982 cuando el PSOE ascendió a los cielos por medio de Felipe González, comiéndose todos los votos a su izquierda y centro, para traernos a la época actual, con una mayoría absoluta del Partido Popular.
Cerca está el nudo gordiano de las próximas elecciones locales y autonómicas. Si juntamos los votos de Podemos, IU y el resto de formaciones que circulan por este carril, ¿serán capaces de derrotar al bipartidismo?
En política electoral, aunque lo digan las encuestas, dos y dos no suman cuatro. Por ello, esos intentos en algunas localidades asturianas de plataformas ciudadanas para sumar siglas me resultan de dudoso éxito si no florecen de forma natural y sólida, sustentadas en un movimiento social y ciudadano cohesionado en torno a un proyecto dispuesto a dar un puñetazo en la mesa contra los recortes de bienestar, la especulación, la corrupción y la pobreza.
Mientras no se consolide la formación de Podemos o sus agrupaciones electorales, experimente gobernar, saque a relucir sus contradicciones, Izquierda Unida debe seguir fiel a sus principios, reivindicar su historia y su compromiso social con luces y sombras, renovar a sus representantes y ofrecer a la ciudadanía un proyecto político abierto a la participación de todos los que lo deseen, pero sin agobiarse por los datos del CIS.
Pero antes que nada, debe cerrar fisuras internas con generosidad e inteligencia. El encuentro con Podemos o quien corresponda ya vendrá, sin agobios ni castillos en el aire
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