¿Salir del pantano?
La tribuna Mañana será tarde, en LA NUEVA ESPAÑA del 8, resulta (por decirlo fino) acongojante. El dilema de España, de Luis Garicano, le da pie al comentarista para urgirnos a salir del pantano de aguas putrefactas en que nos hundimos si no queremos terminar siendo la Venezuela de Europa. Ese es el dilema: O salimos hoy mismo del pantano para convertirnos en la Dinamarca del Sur o mañana, esto, capital Caracas. El comentarista escribe con la autoridad de quien fue cocinero antes que fraile, ya que en las estancadas aguas de la política asturiana sobrenadó no menos de veinte años. ¿O acaso entre el 83 y 2003 la Junta y el Gobiernín eran corrientes aguas, puras, cristalinas, árboles que os estáis mirando en ellas?
La vía hispana al subdesarrollo: El populismo y el capitalismo de amigos es un capítulo del libro que el comentarista pasa de largo (seguramente con la prisa de sacarnos del pantano). El capitalismo de amigos provoca la desconfianza de los ciudadanos en la economía de mercado empujándolos al populismo. Ese capitalismo lo ejemplifican el palco del Bernabeu y el despacho de Bárcenas. Y si Garicano pensara en Asturias, añadiría la Consejería de Bienestar, que ejemplifica a la perfección cómo funciona aquí la cosa nostra: en los despachos oficiales se deciden los programas de inversión, mientras la peña de parientes y amigos acecha con el cazo para ejecutarlos (en el doble sentido).
El caso asturiano presenta además una variante que, paradójicamente, lo convierte en el modelo acabado del neoperonismo según Garicano. Aquí el populismo no es un fenómeno sobrevenido. Populismo y capitalismo de amigos son los dos raíles paralelos de esta vía que nos trajo al subdesarrollo económico y político. Populismo puro es el discurso ideológico que acompaña y oculta esta praxis económica de que (casi) todo quede en casa: los dirigentes socialistas están ahí (dicen) sudando la camiseta, dejándose la piel por los que las pasan putas. La revolución que dejó Solís pendiente. Para alcanzar el paroxismo del neoperonismo, solo faltaba el aluvión de los fondos mineros.
Si el que fuera ponente de la Ley de Cajas en aquel debate que convulsionó en su día a la familia socialista, emerge de ejecutivo en una empresa participada al 91,89 % por la Caja, ¿no estaríamos ante un caso de libro de capitalismo de amigos? Y cuando nos amonesta con discursos de rearme moral y ético, ¿no está practicando el populismo más desenvuelto? De te narratur fabula! Si tiene madera a mano que la agarre, pues se va a mentar aquí a la bicha: lo suyo es lo que en Podemos llaman puertas giratorias. Y no les gustan ni pizca. ¿Que estamos obligados a salir del pantano? Pues está tardando. Bienvenido a secano.
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