De viajes y transparencias
No son tiempos de vinos y rosas. Que las Administraciones nos condenan a vivir con menos a la mayoría mientras benefician a unos pocos con más es un hecho irrefutable: los copagos o repagos no gravan igual a todas las economías; el incremento de tasas y gravámenes de servicios públicos como la Justicia alejan de ella a los más desfavorecidos; sanciones desproporcionadas para pequeñas actividades ilegales pero que son entendibles para situaciones de precariedad manifiesta; los recortes de salarios solo afectan a las nóminas más débiles; la merma de las prestaciones sociales (dependencia, medicinas excluidas del sistema público de salud, becas, libros de texto) penalizan más a las familias con escasos recursos.
La congelación de pensiones provoca consecuencias fatales e inversamente proporcionales a la cuantía de las mismas. La subida de un 0.25% no engaña a nadie salvo a los que lo provocan o a los fanáticos. Los ciudadanos asistimos atónitos a los casos de corrupción, avaricia, ambición desmedida de los poderosos, capitales y entidades financieras. A remuneraciones que en algunos casos alcanzan cifras, que se escapan al raciocinio de los mortales, se acompañan prebendas y privilegios. Pero en muchos casos todo esto no les basta, no calma sus ansias de riqueza y en el colmo del paroxismo estafan, defraudan y roban.
Pues ante esta situación provocada por unos y tolerada por el resto, se destapan los viajes privados de diputados pagados con dinero público (una constatación más de que algunos hacen de lo público su propio caserío). Y debemos asistir atónitos a explicaciones-contradicciones que provocan vergüenza ajena y en lugar de dimitir se enfundan en la bandera, puede ser española, catalana o extremeña. Como si las banderas pudieran ocultar la ignominia, el despilfarro y la incautación del dinero de nuestros impuestos.
Y cuando con la poca decencia que les queda se plantea en el Congreso de los Diputados la conveniencia, que no necesidad, de que se publiquen los viajes y gastos de todos los miembros de ambas Cámaras, se pastelea una solución que no solamente no satisface las exigencias de los votantes sino que es un engaño a la razón.
¿De qué nos sirve saber lo que se pagó a tal o cual partido en un trimestre en gastos de viaje?. Para que algún memo se crea que trabajan una barbaridad que justificaría un incremento en sus emolumentos, quizás, pero para saber si realmente los viajes son por motivos estrictamente laborales o simplemente del Partido que los incluyó en la lista o de placer, evidentemente no.
0Nos siguen tomando el pelo, nos creen tardos e imbéciles, y luego se extrañan de que les demos la espalda y partidos a los que ellos intentan desprestigiar acusándolos de populistas, surjan con más vigor que las raíces de nuestro Presidente, al que Dios guarde muchos años, pero a ser posible en un destino menos estresante para nosotros, quiero decir.
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